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10 de mayo del 2008

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Alterglobalización

¿Los paraísos fiscales, dice usted?


José Luis López Bulla
Metiendo Bulla / La Insignia. España, mayo del 2008.

 

No creo que sea excesivamente radical plantear lo siguiente: ¿qué sentido tienen los paraísos fiscales? No es mi intención formular una pregunta retórica ya que parto del supuesto de que tales chambaos son de gran utilidad para más de uno, más de dos y más de tres, contados naturalmente por miles de personas y entidades diversas. Ahora bien, al margen de esta flora y fauna, parece evidente -desde una concepción reformadora- que los paraísos fiscales, que forman parte de los engranajes del capitalismo más convencional (por lo tanto, no son una anomalía, como algunos creen o, más bien, hacen creer), son exactamente unas potentes cuevas de Alí Babá.

Allí residen las fortunas de los narcotraficantes y del terrorismo internacional; allí mora el parné de especuladores y evasores del fisco; allí están, viendo pasar el tiempo, la gigantesca ganancia de los que hacen dinero para sí mismos, birlando a los Estados nacionales una parte de lo que exactamente les corresponde. Allí duerme la acumulación capitalista más grande que ha existido desde los tiempos del paraíso de Adán y Eva: una trágica antípoda de la miseria y pauperización de millones de personas en el mundo entero. Pero, no hablemos de moral: un concepto que, desde la noche de los tiempos, no estuvo valorado convenientemente. Hablemos, pues, de intereses.

¿Tiene interés para los Estados nacionales seguir en aproximada conllevancia con los paraísos fiscales? ¿Les conviene a los Estados nacionales que sigan campando a sus anchas esos edenes del parné oscuro? Porque si mantienen la conllevancia o parcialmente les interesan ¿es que, como conclusión provisional, sacan algo a cambio? Y, en caso contrario, la pregunta deja de ser retórica.

Bueno, una primera respuesta podría ser: es la debilidad de los Estados frente al gran conglomerado del parné. Por supuesto, Leviatán inclina su celosa testuz frente a los grandes capitales, tanto si se camuflan de clandestinos como si van a cuerpo juncal. Pero, entonces, ¿las instituciones supranacionales -San Fondo Monetario Internacional, entre otras- a qué juegan? Buena pregunta, aunque habrá que añadir a continuación: ¡Sancta simplicitas!

(En todo caso, que una persona -ya en puertas de chochear, como es mi caso- se haga estas preguntas candorosas, parece normal porque la edad no perdona. Pero este no es el caso de don Luis Pedroche, el director de la Agencia Tributaria. Don Luis, en un arranque de celo, ha declarado que: "existe un problema de intercambio de información con los paraísos fiscales". Donde el alto funcionario de Hacienda parece que confunde el rábano con las hojas. O, tal vez, que empieza a chochear. Pues bien, pase que un servidor chochee. Pero el funcionario Pedroche podría aparentar estar un poco más al tanto.)

 

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