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2 de junio del 2008

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Internacional

Los sindicatos franceses y sus movilizaciones


José Luis López Bulla
Metiendo Bulla / La Insignia. España, junio del 2008.

 

El día 22 de mayo se movilizaron en Francia unas setecientas mil personas -según fuentes sindicales- contra las reformas que el gobierno de Sarkozy pretende llevar a la práctica. Estaban convocados todos los asalariados de los sectores públicos y privados. Concretamente, unos 25 millones de trabajadores. Las cifras de participantes, según el gobierno, fueron mucho más bajas. Es la vieja cantinela de las guerras de cifras.

Ahora bien, es al sindicalismo confederal a quien le corresponde tener la justa referencia: el conjunto de la población convocada. Sobre esa densidad de personas es donde debe medirse los sindicatos. Lo que sí parece claro es que, por ahora, los objetivos no se han cubierto. Así las cosas, de momento es Sarkozy quien puede pavonearse. Parece claro que la movilización sindical le da alas para intentar seguir sus drásticas medidas.

Sin embargo, la opinión de la CGT francesa es bien diferente. En su web afirma que en la movilización han participado "plus de 700.000". Lo que ha significado un incontestable succès [un éxito incontestable]. Así las cosas, será necesario ver con qué cristal mira el sindicato esta movilización.

Tengo para mí que los sindicalistas franceses necesitan un giro copernicano así en la valoración de lo que está ocurriendo como en el diseño de la trayectoria a seguir. Lo diré sin pelos en la lengua: ese seguimiento a la convocatoria es irrelevante. Y, de la misma manera que razonadamente se afirma que hay una enorme distancia entre ciudadanía y política, no veo los motivos para ocultar la lejanía entre los convocados y los convocantes. Se podrán discutir los motivos, pero esa (equívoca) cifra oficial de la CGT ("plus de 700.000") es inequívocamente una muestra de un échec (fracaso) que no puede disimularse.

Es seguro que sindicalismo francés continuará las movilizaciones. De hecho las durísimas medidas le obligan a ello. En todo caso, la incógnita es con qué niveles de consenso por parte de los trabajadores. Por lo tanto, no tienen más remedio que afinar mucho las cosas.

Sea como fuere, tienen ante sí un desafío de primer orden: convertir esta unidad de acción en un proceso unitario estable y de largo recorrido. Es decir, lo contrario de lo que han practicado durante tantos años. Los comportamientos de siempre han entrado en crisis definitiva. Lo que se dice desde la misma trinchera, siguiendo el antiguo dicho demótico de Parapanda: quien te quiere, te hará llorar; o, si se prefiere, desde el afecto, también parapandés: Amor ch' a nullo amato amar perdona [Amor, que a todo amado, amar le obliga].

 

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