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2 de junio del 2008

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Cultura

Hard boiled puro


Antonio Rivas
La Insignia. España, 2 de junio del 2008.

 

"Cualquiera que no reconozca la importancia de Mickey Spillane es un idiota." Con esta sentencia se despachaba Max Allan Collins, escritor de novelas policíacas y guionista de tiras de prensa como Dick Tracy y Batman. Y estoy de acuerdo con él.

Frank Morrison Spillane (1918) comenzó escribiendo pulps y guiones de cómics en su época universitaria. Fue uno de los creadores originales del Capitán Marvel y el Capitán América, y está reconocido como uno de los más grandes autores de pulp fiction existentes. Con una producción moderada (en comparación con otros autores contemporáneos suyos), haber vendido más de 140 millones de ejemplares con el conjunto de sus novelas significa que algo debe de tener que conecta con el público. Es indudable que su estilo y temas no son para todos los gustos, pero también lo es que no puede ser pasado por alto.

Supongo que la causa de que moleste tanto a ciertos sectores (incluyendo a personal aficionado al género) es la total falta de cortapisas con la que plantea sus historias y la forma en que las salpimenta de sexo, violencia no exenta de sadismo, y el planteamiento como héroe de la figura del "vigilante": juez, jurado y ejecutor, todo en uno.

Pero, vaya, nadie dijo que el pulp fuese para estómagos delicados. Como tampoco lo es su personaje más famoso, aquel asociado inseparablemente a la figura de su autor (y que vela, injustamente muchas veces, el resto de su producción): Mike Hammer.

La publicación de Yo, el jurado (I, the Jury, 1947) tuvo un arranque modesto en su primera edición en tapa dura (hardback), pero su reedición en paperback se convirtió inmediatamente en un fenómeno de masas, que incluyó varias adaptaciones cinematográficas. Con el personaje de Hammer, el más reaccionario, sexista y psicótico de los private eyes de la época clásica del género, Spillane creó la contrapartida oscura del caballeresco Marlowe. Cualquier cosa que se pueda pensar sobre Mike Hammer sólo puede ir acompañada del adjetivo "extremado", ya sea en las propias características del personaje, ya en la reacción que provoca en el lector. En esta novela, Hammer investiga el brutal asesinato de su mejor amigo. Descubierta la culpable al final, la hermosa pero malvada Charlotte Manning (si no es el prototipo de la mujer fatal más despiadada mejor descrito que jamás se haya visto, no sé cuál puede ser) obsequia a Hammer con un strip tease destinado a disuadirle de su venganza. Hammer le pega un tiro (me temo que esto deja a Marlowe de nenaza para arriba. Lo siento, Phil) y ella, sorprendida, pregunta: "¿Cómo has podido hacerlo?". La respuesta de Hammer, "Fue fácil", ha pasado a la historia como una de las mejores "últimas líneas" del género.

Yo, el jurado fue escrita en nueve días y su éxito dio paso a una docena más de novelas de Mike Hammer, todas best sellers instantáneos. Quizá estilísticamente no sea muy pulida, de acuerdo (el propio Spillane se jacta de despachar sus textos en dos semanas y no revisar ni una palabra de lo que ha escrito), pero cuando algún crítico se desahoga calificando sus novelas como basura, siempre se puede contestar "de acuerdo, pero es buena basura" (Spillane dixit). Sin pretender exagerar el nivel de la obra, hay que reconocer que resulta difícil no pasar a la página siguiente una y otra vez, desde el momento en que se comienza el libro. En una lista compilada en 1967 de las novelas más vendidas en Estados Unidos entre 1900 y 1965, siete de las primeras treinta fueron escritas por Spillane (hay que admitir, también, que durante la época de la paranoia anticomunista, el personaje de Hammer, integro, compacto y patriota, cuadró muy bien con las exigencias de los lectores del momento. Personalmente, no creo que sea un pecado dar al público lo que pide).

La mayor parte de la producción de Spillane pertenece al pulp, sector hard boiled, pero también tiene incursiones en la ciencia-ficción (aunque el detective futurista Mike Danger no deja de ser un trasunto de Hammer con naves espaciales) y en la literatura juvenil; curiosamente, el único premio literario que Spillane ha recibido ha sido el Junior Literary Guild Award. Dentro del género, la asociación Private Eye Writers of America le otorgó un reconocimiento por el conjunto de su obra, pero no fue igual de bien considerado por la mucho más destacada Mystery Writers of America. Cosas de la política y el contexto histórico.

Y hablando de contextos históricos... Quizá haya quien me tache de inoportuno por cantar en este momento las alabanzas de un autor cuyo personaje estrella afirma, declarando su actitud vital: "A partir de ahora no pienso dar importancia a una vida. ¿Que te explique esa filosofía? Es simple. Ve a por los peces gordos. Oh, nada de arrestarlos, nada de la dignidad de un juicio justo o amenazarlos con leyes... Haz lo mismo que ellos hacen: liquídalos en el acto".

Pero, caramba, no tengo la culpa de la situación política internacional, y del mismo modo que me disgustaría ver un boom de reediciones estadounidenses de Hammer parejo a un renovado interés por su "filosofía", me parecerá estúpido negarse a leer buena novela policíaca porque resulte políticamente incorrecta y fuera de tono.


Publicado originalmente en Bibliópolis

 

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