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25 de julio del 2008

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España, 1936-1939

El Ebro

0 horas, 15 minutos


Manuel Tagüeña Lacorte
De Testimonio de dos guerras.

 

Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura
.
-Rafael Alberti-



En la noche del día 23 al 24, recibimos del Ejército del Ebro la orden particular que fijaba a las 0 horas 15 minutos del día 25 de julio como el comienzo de nuestra ofensiva, lo que se transmitió de inmediato a todas las unidades. Como en la zona republicana la hora oficial estaba adelantada dos horas a la astronómica, el paso del río iba a comenzar, de hecho, en las primeras horas de la noche. El día 24 había que aprovecharlo para ultimar cuantos detalles fueran precisos. Otro día más de ansiosa espera, más cerca todavía del enemigo, ya que muchas unidades estaban pegadas a la orilla. Una incursión de los bombarderos italianos y alemanes significaría que habíamos sido descubiertos y causaría grandes pérdidas en las tropas (...) Pero el día 24 el enemigo ni siquiera consideró necesario enviar el avión de reconocimiento que casi a diario nos observaba.

El 24 por la mañana, el general Rojo, jefe del Estado Mayor Central, y el jefe del Ejército del Ebro, teniente coronel Modesto, reunieron a los jefes de Cuerpo y de División para darnos las últimas instrucciones. El general Rojo nos produjo a todos una impresión inmejorable cuando solemnemente declaró que él respondía de cualquier decisión que pudiéramos tomar en la otra orilla del río si nos encontrábamos aislados y en situación difícil. Nos informó que el Ejército de Levante estaba resistiendo heroicamente en la línea XYZ, que el enemigo no había conseguido romper en cuatro días de enconadísimos ataques (el 20, 21, 22 y 23) en dirección a Viver. Lo que supimos más tarde fue que el mismo día 24 el enemigo había suspendido sus ofensivas hacia Valencia, para reagrupar sus fuerzas. Nuestra operación en el Ebro las iba a desbaratar definitivamente.

A las 15 horas del día 24 me dirigí con mis oficiales a mi puesto de mando, establecido a corta distancia del río, en el vértice Cantarranas, a 1,5 km. de Torre del Español, donde funcionaba ya un escalón avanzado desde el día anterior a las 18 horas (...) Por fin, el sol se fue ocultando poco a poco tras la Sierra de La Fatarella, que teníamos enfrente. Toda la máquina tanto tiempo preparada se iba a poner en marcha. Nada se podía hacer ya para mejorarla (...).

(...) Los minutos se nos fueron haciendo interminables, hasta que a la medianoche, el silencio y la oscuridad fueron rotos por una caravana de camiones pesados que llegaban con material de paso (barcas y una pasadera) y que para ganar tiempo llevaron hasta Vinebre los faros encendidos. Mandamos un motociclista con un oficial, que pronto, en silencio, pero ya sin luces, desvió la columna hacia su punto de destino, al norte. Este incidente consumió los últimos minutos que faltaban para las 0 horas 15 minutos del día 25 de julio de 1938. Había comenzado la batalla del Ebro.

A la hora señalada, todas las unidades del XV Cuerpo comenzaron su avance hacia la orilla del río y el traslado de las barcas hacia las playas de embarque. No se pudo lograr una simultaneidad completa, ya que los botes estaban a distintas distancias de la orilla; los accesos eran en unos lugares más fáciles que en otros; a veces no se había designado suficiente personal, necesario para el traslado rápido de las embarcaciones; los equipos de Infantería de Marina que nos habían designado no bastaban y la mayoría de los viajes estaban asegurados por remeros ocasionales.

Aunque tenía muy buen enlace con los puestos de mando de las divisiones, las primeras horas del día 25 de julio transcurrieron sin recibir noticias concretas. Los observatorios tampoco daban ninguna información. Yo me limité a comunicar al puesto de mando de Modesto, donde estaba el general Rojo, que la operación había comenzado y que todo marchaba bien. Al amanecer empezaron a llegar los primeros datos seguros que auguraban un gran éxito inicial. Durante la mañana se fue confirmando que todo el frente enemigo en nuestra zona de ataque había sido prácticamente pulverizado.

En nuestro flanco derecho, dos batallones de la 226 Brigada de la 42 División atravesaron el río al norte de Fayón (...) El enemigo, sorprendido, no hizo resistencia. Nuestras fuerzas avanzaron cinco kilómetros y ocuparon el cruce de la carretera de Mequineza a Maella, con el ramal a Fayón. Hicieron varios centenares de prisioneros y cogieron intacta una batería de obuses de 155 (recién fabricada en Trubia, Asturias) con sus tractores y todos sus artilleros y oficiales. Estos aseguraron que durante la noche, en el puesto establecido en la casilla de peones de camineros de dicho cruce, había pernoctado el jefe del Cuerpo de Ejército Marroquí, genral Yagüe. De ser esto cierto, estuvo a punto de caer prisionero (...).

La 31 Brigada de la 3 División pasó el río cerca de Ribarroja del Ebro sin resistencia del enemigo (...) A las ocho de la mañana, toda la Brigada penetraba en las estribaciones norte de la Sierra de la Fatarella, por un terreno muy accidentado, en dirección a Pobla de Masaluca, después de haber conquistado Ribarroja, donde comenzó a tenderse una pasadera de flotantes de corcho (...). El 3 Regimiento de Caballería empezó a pasar entonces a la otra orilla, con grandes dificultades (...) Algunos caballos se ahogaron y unos cincuenta murieron por las bombas.

Más a la izquierda, entre Ribarroja del Ebro y Flix, cruzó el río la 33 Brigada de la 3 División, utilizando el camino del Molino. Una pasadera sobre toneles de los ingenieros del XV Cuerpo estaba tendida ya a las seis de la mañana, y cuatro horas más tarde toda la Brigada había pasado a la otra orilla. Detrás de ella comenzó la 60 Brigada (...) Las reservas locales del enemigo, junto a los fugitivos de primera línea, se habían refugiado en Flix, donde ofrecieron una gran resistencia, dominando desde el viejo castillo el punto escogido para tender el puente de hierro que nos era tan necesario. Con la eficaz ayuda de la artillería, un batallón de la 33 Briugada y otro de la 60 conquistaron Flix a las 17 horas, haciendo unos setecientos prisioneros (...).

Al sur del meandro de Flix, ya cerca de Ascó, tenía que pasar el río la 11 Brigada de la 35 División. Su jefe dio la orden con mucho retraso y sólo al amanecer, como a las cinco, comenzaron sus soldados a cruzar con lentitud; primero grupos escogidos de nadadores; después en barcas bajo el fuego de ametralladoras enemigas, a las que hicieron callar nuestros artilleros, deseosos de poder actuar, y algunos tanques agregados a la 35 División (...) En este sector comenzó a las siete de la mañana el tendido de la pasadera de flotantes de corcho, que estuvo lista sólo tres horas después.

Subdivisiones de la 11 Brigada y de la 15 Brigada del segundo escalón de la División atacarón Ascó bajo la protección de nuestra artillería, que arrasaba sin piedad todos los reductos enemigos. A media mañana, el pueblo, con sus torres que lo dominaban, estaba totalmente ocupado y su guarnición, prisionera. En seguida empezaron los trabajos para tender en el vado de Ascó (unos dos metros de profundidad) un puente ligero de vanguardia sobre caballetes de madera, aunque la aviación enemiga comenzó ya a las 10 de la mañana sus bombardeos (...) Despues de este éxito, la 11 Brigada se retrasó en el cumplimiento de sus obligaciones posteriores. Uno de sus batallones llegó al anochecer al pueblo de La Fatarella, que ya había encontrado abandonado una patrulla del Batallón Lincoln de la 15 Brigada (...).

En el flanco izquierdo del XV Cuerpo, al sur de Ascó, en la desembocadura del río de la Torre, cruzó el Ebro en barcas la 13 Brigada de la 35 División, al mando del polaco mayor Edward. El comportamiento de esta unidad fue realmente ejemplar, y su rápido avance, asestado como un puñal al centro del dispositivo enemigo, fue el factor principal en el éxito de la ofensiva de todo el Ejército del Ebro (...) Tan pronto atravesaron el río, penetraron con toda audacia por la carretera de Ascó hasta Venta de Camposines, su primer objetivo, que ocuparon a las ocho de la mañana, haciendo prisionero, con su Estado Mayor, al jefe de la media Brigada de la 50 División, que cubría el frente desde Ascó a Cherta (...)

Nuestra 13 Brigada no dejó siquiera guarnición en el cruce de Venta de Camposines y siguió de frente hacia Corbera, donde reservas enemigas de la 13 División, entre ellas el 5 Tabor de Regulares, trataron de organizar la resistencia. Pero el movimiento envolvente de nuestros soldados, y sobre todo la concentración inesperada sobre el pueblo de nuestro fuego artillero a tiro directo, decidieron el combate (...) A la caída de la tarde, sus defensores salían huyendo hacia Gandesa por el estrecho pasillo que todavía quedaba (...)

Al anochecer, a juzgar por relatos posteriores de testigos presenciales, el propio jefe de la 13 División, general Barrón, disparaba su pistola desde una esquina, en las afueras de Gandesa, contra nuestras fuerzas victoriosas. Ningún episodio puede caracterizar mejor la situación del enemigo en ese momento. Pero entonces ya llegaban a esa ciudad sus reservas de la retaguardia profunda, y nuestra 13 Brigada había llegado al límite de sus posibilidades físicas después de una penetración ininterrumpida de más de 20 km. en menos de un día de ofensiva.

La 15 Brigada del segundo escalón de la 35 División comenzó a pasar al amanecer por la pasadera de toneles que los zapadores del cuerpo habían tendido en una hora (...) A nuestra izquierda, el V Cuerpo había cruzado el río en la zona Benisanet-Miravet, ocupando estos dos puntos. La 11 División y la 46 (con un mando provisional por enfermedad de el Campesino) ocuparon Pinell, penetraron en las sierras de Caballs y Pandols y prepararon para el día siguiente el envolvimiento y ocupación de Mora del Ebro (...).

El balance de los combates del día 25 de julio, día de Santiago, patrón de España, nos había sido francamente favorable. El primer objetivo estaba ya conseguido. De Ribarroja del Ebro, al sur de Pinell, es decir, en una longitud de cerca de setenta kilómetros, había desaparecido todo el frente enemigo y sólo faltaba que el V Cuerpo ocupara Mora del Ebro y limpiara toda la plana alrededor de ese punto.

 

Transcripción para La Insignia: J.G.