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25 de abril del 2008

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Iberoamérica
Guatemala

La discreta lógica del resentimiento


Mario Roberto Morales
La Insignia. Guatemala, abril del 2008.

 

Para evadir el debate de ideas, las derechas no tienen mejor recurso que el de la "lógica del resentimiento", pues "explica" por qué hay personas para las que dedicar la única vida que tenemos a hacer dinero es una soberana vulgaridad, y para las que luchar por la justicia social o igualdad de oportunidades puede ser una tarea a la que dediquen la vida entera.

Según esta "explicación", esas personas son resentidas porque desearon tener bienes materiales y no los tuvieron, soñaron con ser ricas y no lo lograron, quisieron estudiar en colegios privados y acabaron en escuelas públicas que les hicieron adquirir malas costumbres y peores modales que las volvieron iracundas, frustradas e insatisfechas con su vida despojada de televisores, autos, viajes, y otros aditamentos de esos tan apreciados por quienes equiparan el tener con el ser, de modo que, según éstos, quienes critican el criminal ridículo burgués lo hacen porque no tuvieron tele de chiquitos.

No hace falta abundar en la estupidez que se halla en la base de este razonamiento, porque de su peso cae que esta lógica hace innecesario cualquier análisis y no digamos cualquier debate de ideas. La "explicación" se basta a sí misma, es irrebatible en su reduccionismo emocional y su avaricia espiritual por la insondable ignorancia de sus exponentes, quienes, de esta forma, evaden las confrontaciones intelectuales (pues no las podrían sostener) y en cambio se regodean en despreciar a quienes ellos consideran indignos por pobres, pobres por haraganes y haraganes por resentidos.

Pero cuando los exponentes de la lógica del resentimiento se topan con personas que, además de ser críticas del atraso y la ignorancia burguesa y oligárquica, escapan a la posibilidad de que se les pueda aplicar esta brillante lógica (porque sí tuvieron tele, auto, viajes y demás), entonces la refinada chusma ignorante y con fallidas ínfulas de distinción, echa mano de "explicaciones" auxiliares de la lógica del resentimiento. Por ejemplo: la persona crítica (que ejerce su criterio con libertad) y radical (que es capaz de ir a la raíz causal de los problemas) fue inoculada con el virus incurable del izquierdismo por satánicos individuos que comen niños crudos y se dedican a hacer el mal sembrando ideas exóticas en las mentes sanas de quienes alguna vez tuvieron mentalidad cosmética, modales modositos y moral farisaica.

Este procedimiento "intelectual" retrata a las personas críticas y radicales como miembros del ejército de resentidos sociales que odian a quienes con su "trabajo honrado" han logrado constituirse en oligarcas o aferrarse a los anillos que rodean a la oligarquía y la infestan de nuevos ricos infiltrados y sin pedigrí familiar. Es decir, la "gente decente" que "ama a su país", aunque financie escuadrones de la muerte (y a menudo los tenga en su propia casa), ejerza prácticas monopolistas, auspicie la corrupción, el clientelismo y el mercantilismo, y practique con aplicación y aburrimiento la endogamia; todo, en nombre de la libertad, de las buenas costumbres, la familia y Dios, a quien sin duda le complace que su feligresía no sea resentida porque ha trabajado honradamente para ejercer la dominación en un país de desarrapados y… resentidos.

La lógica del resentimiento dista de ser impecable, y hay que ser muy ignorante para no percibir su absurdo. Por eso es que sólo florece en climas de atraso cultural, propios de elites poco educadas y temerosas de los devastadores efectos de la inteligencia.

 

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