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La insignia
13 de marzo del 2007


Carta al profesor Richard Sennett
(o el caso de una mujer extremeña)


José Luis López Bulla
Metiendo Bulla. España, marzo del 2007.


Estimado maestro, le envío estas impresiones porque entiendo, tal vez de manera un tanto imprudente, que le pueden ser de alguna utilidad. En parte son una modestísima contribución al Día internacional de la mujer trabajadora; digo modestísima porque, como usted quizá sepa, los sindicalistas eméritos tenemos una cierta timidez a la hora de hablar de las cosas contemporáneas que hacen nuestros cofrades con mando en plaza.

Permítame antes situar el contexto. Hace algunas semanas que sigo un curioso programa televisivo que se llama "Gente", donde se dan reportajes que van desde el de profundis de la España cañí hasta el miriñaque de famosos, famosetes y parecidas cofradías. Estoy seguro que mi admirado Manuel Vázquez Montalbán sacaría jugo a espuertas si pudiera ver este programa. Por mi parte, lo veo en clave de precalentamiento del telediario: es una manera de transitar de lo cutre a los aullidos de Aceves y Zaplana. Voy al grano, maestro.

El reportaje explica que a un matrimonio trabajador de Don Benito (Badajoz) le ha tocado un premio gordo de una lotería que se llama "La Primitiva": el equivalente en antiguas pesetas a un poco más de cuatrocientos millones. Palabras mayores, profesor. Me dio la impresión que la pareja tenía pinta de ser hija, nieta, bisnieta y chozna de lo que el maestro Umberto Romagnoli llama la pobreza laboriosa. Hay caras, profesor Sennet, que no pueden ocultar los orígenes.

En realidad el premio le tocó a la señora: aproximadamente una cincuentona. La dama, al ser requerida por el programa, les dio cita (primera observación, maestro) "fuera de las horas de trabajo". Como es lógico, la pareja se expresaba con nerviosismo: ¿el pánico escénico, según Jorge Valdano? Pero (segunda observación), construían las frases de manera correcta, sin los anacolutos y banalidades de famosos, famosetes y demás tribus semejantes. No se impaciente, maestro, que ahora mismo voy al grano.

Le preguntan al marido: ¿Qué fue lo primero que hizo cuando se enteró del asunto? Responde: Fui al dueño de la empresa y le dije que me iba, que ahora tengo mucho dinero. Yo habría hecho tres cuartos de lo mismo.

Le preguntan a la señora cincuentona extremeña algo parecido, ella responde: "Yo dejaré el trabajo de la empresa cuando se encuentre una substituta". ¿No le parece, profesor Sennet, que esto es una reafirmación de la identidad social de esta dama? ¿Qué más se puede decir al respecto? ¿No cree usted que, cuando se habla de 'sociedad líquida' deberían citarse estas y otras interferencias?

Por mi parte propongo que, en el Año Gransciano, se hable también -además de la señora gaditana que llamaba a defender el futuro de la Bahía- de esta dama extremeña. Lo digo porque las grandes categorías de nuestro amigo sardo se fundaron en la fisicidad de lo real. Por mi parte, posiblemente de manera maleducada, propongo que se declare a ambas señoras Damas Gramscianas 2007. Y sin más, estimado profesor Sennet, me despido de usted mientras -me juego lo que sea- no tardarán en salir en televisión los romanos y los cartagineses que tardarán en enterarse de las vidas de dos mujeres, una andaluza y otra extremeña. De momento estamos pensando en convidarlas a que vengan a Parapanda a dar una charla sobre lo que encarte.

Afectuosamente,
JLLB



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