Santiago Rodríguez Guerrero-Strachan : Ciudades (II)

Todos sentimos la necesidad de retrotraernos a un pasado mítico, porque lo mitificamos no por otra razón. A veces está más alejado y otras es más cercano, pero todos necesitamos de un pasado que nos explique y en el que podamos situar nuestros orígenes, nuestro inicio en la vida. Esto explica el por qué el nacionalismo inventa un tiempo, por qué las religiones hablan de un momento primordial, y también por qué todos, en mayor o menor medida elegimos un momento y lo convertimos en fundacional.

Así le ocurre también a José Ribas en Los 70 a destajo. Ajoblanco y libertad. Las jornadas de huelga estudiantil de 1972 son el momento inaugural de su historia. A partir de este momento relata su versión de los años finales del franquismo y de los inicios de la democracia. Frente a tantas explicaciones condescendientes y a algunas que ocultan hechos veraces, Ribas nos cuenta el auge y la decadencia del movimiento libertario en España desde la perspectiva de quien lo vivió y lo condujo en algún sentido, pues editar Ajoblanco durante varios años tuvo que significar por fuerza, dirigir aunque fuera en mínima medida el movimiento. Es curioso que no se define por unas reglas claras, más allá de una aspiración a la libertad algo inconcreta y que se va haciendo gracias al contacto con otros movimientos, venidos de los Estados Unidos: la contracultura, el anarquismo y el libertarismo (aquí la riqueza española se une a la estadounidense), el rock, los movimientos civiles.

Sobresale la lucha, que entiendo generacional, con la izquierda marxista o soviética del momento, con la gauche divine y con todos aquellos que negaran esa libertad casi absoluta que Ribas y sus compañeros reclamaban. Es, sesgada y apasionada, la historia de Barcelona en los años setenta y también en los albores de los ochenta, el auge y la decadencia de una ciudad que se quiso cosmopolita y acabó nacionalista, que hizo de la modernidad el banderín de enganche para luego sustituirla por los mitos de la tribu, ancestrales mitos que quisieron imponer manteniendo el simulacro de la modernidad.

Es la vida de unas cuantas personas que luego tomarían caminos divergentes. Es la historia de España, parcial pero verídica, vista a través de un cincuentón que aún parece mantener la pasión de entonces. Cómo y por qué se torcieron las cosas es la pregunta que recorre todo el libro, que va más allá de ser una narración de hechos históricos, entendiendo por históricos también las tribulaciones de aquellos que entonces fueron jóvenes y montaron todo el tinglado (dicho sea de manera cariñosa.) En resumidas cuentas, es la historia de la entrada de España en la modernidad. Saquen las conclusiones que quieran. "De todas las historias, la más triste… porque siempre acaba mal." Quizás alguien se acuerde.