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21 de agosto del 2007

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Iberoamérica
Perú

Salvemos Pisco


Antonio Peña Jumpa (*)
La Insignia. Perú, agosto del 2007.

 

Para salvar Pisco, y las otras ciudades afectadas, se requiere ante todo organización y participación:

1. Las autoridades oficiales deben instalarse cerca de la población afectada. Las órdenes tienen que salir de allí y no desde la Base Aérea del distrito de San Andrés (a varios kilómetros de la población), que es un lugar de difícil acceso y donde sólo es conveniente almacenar inicialmente las donaciones que hasta ahora no llegan a la población.

2. Organizar a la población afectada o respaldar la organización que la propia población ha promovido, es decir el 100% de quienes viven en el centro de Pisco y un porcentaje menor de quienes viven en los alrededores. Organizar significa empadronarlos por cuadra y barrios y reconocer al menos dos delegados por cuadra. Parte de las cuadras han asumido su propia organización, pero aún no tienen respuesta de las autoridades.

3. Distribuir agua y alimentos a través de la organización de cuadras. Hasta ahora los pocos centros de distribución no satisfacen siquiera a la totalidad de sus familias cercanas. Esto es porque se carece de personal de apoyo, de medios de transporte eficientes; y curiosamente, la mayoría de la población no acude a dichos centros porque no quiere dejar o no puede transportar sus pertenencias y vive delante de sus viviendas. Es una población tan ocupada en su dolor y por la réplica de los temblores que requiere que le llegue el agua y los alimentos en su cuadra, bajo turnos y en un horario preestablecido.

4. Promocionar la participación de la misma población afectada para una mejor distribución de agua y alimentos y de seguridad interna. Las autoridades carecen de personal capacitado para la distribución del agua y alimentos antes comentada e incluso de personal policial y militar para otorgar seguridad a toda la población. El mejor personal es la propia población damnificada. Se podría convocar a al menos dos personas por cuadra para ayudar en el traslado de los alimentos que se les distribuya. Esta población organizada es la que puede repeler cualquier acto de desorden interno; ciertamente con el apoyo de los agentes policiales y militares.

5. La población no afectada directamente puede ayudar convenciendo y llamando la atención a las autoridades oficiales, a quienes conforman la oposición política y a los medios de prensa, para que actúen con seriedad frente a este gran problema. Éste no es un asunto político, de ofertas políticas, sino de necesidad, de urgencia, de impacto psicológico, de organización social.

6. Instalar centros de comunicación gratuita en distintos puntos de la ciudad. La mayoría de las personas está incomunicada o puede quedar incomunicada porque simplemente no puede recargar las baterías de sus celulares o porque sus teléfonos fijos han colapsado. Internet no existe, y puede ser la mejor manera de hacer llegar las necesidades por escrito y de forma económica.

La tierra sigue temblando. En Lima también se siente, pero no imaginan qué es estar con la psicosis de otro terremoto o maremoto sin alimentos, sin agua, sin electricidad y sin autoridades.

 

(*) Antonio Peña Jumpa, abogado pisqueño, perdió a su madre en el terremoto de la semana pasada.

 

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