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La insignia
23 de octubre del 2006


Ecuador

Una democracia inconclusa y agotada


Patricio Carpio Benalcázar
La Insignia. Ecuador, octubre del 2006.


Las elecciones ecuatorianas son un patético reflejo de la crisis del sistema democrático cuyo indicador radica en la descomposición de sus instituciones y la ausencia de una verdadera sociedad civil. Esta cruda realidad se fundamenta en las siguientes pruebas:

El sistema electoral y el fraude como institución

El TSE, dirigido y conformado por delegados mayoritariamente de los partidos políticos tradicionales, no es fuente de transparencia de un proceso electoral en donde se juega el destino de dichos partidos y la sobrevivencia de su poder político omnímodo. En claro, no pueden estar los zorros cuidando las gallinas.

Las pruebas del "fraude legal" empiezan con la destitución por parte del Congreso del presidente del TSE, hace unos meses, por "dudar" sobre la convocatoria a consulta popular para promover la reforma constitucional, en donde se incluirían asuntos sobre la ley de partidos y la ley de elecciones. En su lugar se colocó a un títere del socialcristianismo, Javier Cazar, ex empleado de Xavier Neira en el Congreso y quién está hasta hoy al frente del proceso.

Luego las evidencias siguen en serie: la inclusión en la papeleta del voto en plancha, inexistente como figura constitucional; la aplicación de un sistema de contabilización de votos donde se define la forma de repartición de escaños en el Congreso y Cámaras cantonal y provincial con un método que minimiza el voto unipersonal y estafa directamente al voto ciudadano en beneficio de un "voto por partido", es decir en plancha.

En la campaña misma, se suspende y luego se alza la suspensión de cuenta al candidato Alvaro Noboa por sobrepasar el gasto electoral permitido. Sigue el fraude con la conformación de presidentes de mesas receptoras del voto en donde se ubica a ciudadanos militantes de los "partidos poderosos"; las encuestadoras emiten al unísono tendencias que alteran tres días antes de las elecciones (¿?); en las elecciones mismas existen denuncias de inducción al voto por Noboa de parte de las personas contratadas para los exit poll; en el conteo de votos existen irracionalidades de aritmética que nadie se explica; en las actas aparecen datos contradictorios y asoman candidatos que nunca antes han tenido sustento popular; hay denuncias en todo el país de la existencia de papeletas premarcadas. En el caso de la provincia del Azuay, el 60% de las urnas están cuestionadas y asoman el PSP y el PRIAN como ganadores del voto en Plancha, sin ser esta provincia un bastión electoral de dichas "tiendas electorales"; y por último la empresa e-Vote no cumple con su contrato y abandona el manejo de datos, burlándose del país y de esta caricatura de democracia (queda la duda si esta falsa empresa justamente tenía como misión cumplir este rol de ineficacia, digamos, poniéndole la mostaza al fraude ). No contamos aquí la farsa de ofertas electorales presidenciables sobre todo del multimillonario Noboa, pues en Ecuador, mentir políticamente y ganar elecciones en base a esas mentiras no es ilegal. Tampoco cuenta la campaña sucia basada en resucitar al diablo, al comunismo, a los come guaguas y quita tierras: es parte de la cotidiana estupidez de los "entontecidos por el dinero".


Elementos sobre la partidocracia

La partidocracia se define como la distorsión política de los partidos al convertirse en entes que pugnan por defender su poder acumulado para beneficio de sus miembros y no como colectivos que disciernen la realidad del país y ofrecen alternativas programáticas o coyunturales para el desarrollo del país.

En esta lógica de sobrevivencia la partidocracia ejerce operaciones políticas permanentes para garantizar su estabilidad, aquí entonces sin titubeos, "los medios justifican el fin", el cual es mantener sus posiciones de poder y privilegio en la estructura del Estado y desde allí, todo es posible.

Se entiende entonces por qué se invierten millones de dólares en la campaña electoral, se compran votos con regalos, se compran conciencias y quizá, se compran personas para ejecutar las irregularidades que estamos viviendo y que la ciudadanía la siente con indignación pero que la institucionalidad y prensa la vive como "normal".

El Congreso Nacional es el hogar de la partidocracia y nido en donde se incuban nuevos actores de la pandemia política, pues allí se cocinan los contubernios, las componendas, el aprendizaje y la ambición de quienes ya entendieron las delicias del poder.

La actual derrota electoral de los partidos tradicionales PSC, PRE e ID no significa desde nuestra óptica una lección política para ellos; al contrario, como ya sucedió en las elecciones pasadas, estos partidos y sus cúpulas demuestran una patología terminal ideológicamente hablando, pues sus cuadraturas no les permiten ver otras opciones de recambio. Por tanto, las tendencias de manejarse y defenderse como partidocracia continuarán para largo.

Lo alarmante es que nuevas fuerzas políticas que han entrado en el escenario asumen las taras partidocráticas y con mayores defectos pues PSP, PRIAN tienen como su único objetivo el codiciado botín que representa ser el custodio y administrador de los recursos del Estado; ya lo demostraron los rojiverdes de sociedad patriótica cuando estuvieron en Carondelet y se aliaron con dios y el diablo para preservarse; no les resultó, pero ya aprendieron que desde el Congreso, el chantaje es el negocio.


Las estrategias populistas de la partidocracia

Para el populismo los pobres son, en palabras del lider populista del PRE Alfredo Adum, "cardúmenes migratorios" (1); es decir, justamente como esa masa de millones de peces que cruzan el océano en busca de alimento y que son presas de pescadores que les atraen a sus redes. Es la mejor definición, pues justamente el discurso populista atrae a la población más pobre del país por medio de ofertas directas sobre sus condiciones materiales de vida pero sin ningún sustento posible, y luego de que han entregado su voto y esperanza, su pobreza se la mantiene como garantía de perpetuidad para las próximas elecciones. Es digamos el cinismo y la corrupción política en su máxima y descarada expresión, y en esa lógica se conjugan los partidos típicamente populistas de Abdalá Bucaram (PRE), y de la familia Gutierrez (PSP), y los partidos de la extrema derecha de Febres Cordero (PSC) y Alvaro Noboa (PRIAN).

En el caso de los populistas, los proyectos políticos que encarnan estos partidos corresponden a modelos cuasi neoliberales absolutamente funcionales a las posibilidades de corrupción; cuasi, en la medida de las negociaciones o elasticidad del modelo en función de la denominada gobernabilidad para mantenerse en el poder (reparto de troncha). En el caso de la extrema derecha, un modelo de neoliberalismo salvaje, aperturista y entreguista al capital transnacional, reciclando ese modelo antinacional denominado desde el extranjero como de las "banana repúblik" de la década de 1950.

Alfredo Adum, en la entrevista citada, expresó textualmente que apoyará a Noboa en la segunda vuelta bajo el supuesto de que tiene más posibilidades de desgaste político, de tal forma que los "cardúmenes migratorios", o sea, los pobres, regresen al PRE (2); he aquí la perversión de la política y la explicación del estado de cosas: introducir cambios para que nada cambie, y que el país se mantenga en su estado de subdesarrollo como caldo de cultivo de estos entes enfermos de poder denominados partidos.


Las lecciones y las tareas

La fragilidad democrática del sistema

Queda demostrada una vez más que las instituciones, tal como perviven hoy, no funcionan; y no funcionan porque han sido literalmente absorbidas por la partidocracia.

Igualmente, una vez más constatamos que las elecciones bajo el diseño actual no corresponden al concepto democrático de "elecciones libres", pues por un lado, el voto se ha convertido en mercancía y los candidatos en productos y por otro ni siquiera se respeta la voluntad del ciudadano en el ejercicio del voto, pues ésta es manipulada por varios procesos legales (métodos de plancha, de Hont, etc) e ilegales (papeletas marcadas, fallas de conteo, etc).

El secuestro del sistema por parte del poder económico oligarquico-populista-neoliberal es evidente, y entonces la viabilidad del Ecuador como Estado y como nación está en duda, pues aquí no existe un sistema sostenible por la falta de confianza, credibilidad y legitimidad en sus instituciones, pues nadie cree en nada y entonces cada uno se asume como portador de derechos, desencadenando paros y tomas, rupturas, negaciones y hasta reinos propios denominados autonomías.

La sociedad civil

Los que apelamos a la sociedad civil también cometemos un error de generalización. Si entendemos por sociedad civil a aquel sector no involucrado en el sistema político ni el Estado, y que tiene determinada capacidad de acción colectiva, entonces sociedad civil es un concepto demasiado local, parcial, disperso y absolutamente minoritario; y a este sector acudimos -en abstracto- para construir ciudadanía.

Lo que existe en realidad es una pequeña minoría comprometida con el cambio social y una amplia mayoría diversa y dispersa cuya lógica está absorta en la cotidianidad del trabajo, la familia y los mensajes de los medios de comunicación, fundamentalmente la TV y la radio.

Sin embargo, es absolutamente necesario reconocer que a pesar de todo el engranaje antidemocrático que persiste en el país, la llegada de Correa a la segunda vuelta es un triunfo que evidencia la existencia de miles y miles de sentimientos que creen en la posibilidad de un Ecuador diferente y patria posible para ecuatorianos, y estos sentimientos intuimos que son fundamentalmente de los corazones de la nueva juventud.

Lo que nos queda por hacer

En este escenario tenemos que desarrollar una estrategia que ligue las necesidades inmediatas de la gente (empleo, ingresos, vivienda, salud, etc) con aquellas necesidades de largo alcance (reforma política, económica y administrativa del Estado), y con una fuerte y directa dosis de denuncia a la oligarquia populista y neoliberal que le está mintiendo al Ecuador.

Este discurso debe forjarse en el marco de una pedagogía mediática más vivencial, más popular, más humana. Sólo de esta manera podremos llegar al sector social que es tratado como "cardúmenes" del mar por la vieja política y recuperarlos para el proyecto de ciudadanía activa.

Las cuestiones que deberían ser traducidas a una pedagogía popular del optimismo son:

-La despartidización de las instituciones y la reforma de la ley electoral (sobre todo el voto en plancha) como medio de arrancarle el poder a la partidocracia, acto necesario para viabilizar proyectos de cambio y desarrollo y liberar al país de sus secuestradores.
-La descentralización del Estado como único medio para combatir la pobreza y fomentar el desarrollo local.
-El desbloqueo económico a dos niveles:
-El flujo de recursos según las leyes establecidas para los gobiernos locales.
-El flujo de recursos para el fomento de actividades productivas que generen, empleo, ingresos, competitividad, a través de programas perfectamente diseñados con el qué, para qué, cómo, cuándo, con qué recursos, para quiénes y dónde.

Estas son las reflexiones que debemos asumir, con la responsabilidad de contribuir a crear ciudadanía en el Ecuador, y son las tareas que podemos impulsar para los nuevos legisladores, sanos y comprometidos, que estarán en minoría absoluta en el nuevo Congreso. Y por supuesto para la única candidatura que que le queda al Ecuador para abrigar un atisbo de cambio.


Notas

(1) Expresiones emitidas en el noticiero matinal de Teleamazonas, conducido por Jorge Ortiz, el día jueves 19 de octubre del 2006.
(2) Idem.



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