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La insignia
29 de marzo del 2006


Ecuador

Keynes no apoyaría el TLC


Alberto Acosta
Diario Hoy / La Insignia. Ecuador, marzo del 2006.


Manuel Chiriboga, actual jefe del equipo negociador ecuatoriano, fue contundente en un artículo que circuló en octubre del 2004, durante la V ronda del TLC en Guayaquil. Entonces, él se preguntaba si los productores del campo podrían competir con la importación de arroz, leche, carne, pollos, maíz o papa desde los EEUU. Y se contestaba: "¡La respuesta es decididamente No!". Los campesinos tienen "costos más altos que los de los competidores estadounidenses, no tienen un sistema de apoyo tecnológico significativo y varios costos de producción están muy por arriba". Iba más allá al arremeter contra "los defensores del libre comercio (que) argumentan que esto castiga a los consumidores, particularmente a los más pobres, pues les obliga a pagar precios más altos y por lo tanto a transferir ingresos desde los pobres a los productores". Ese no es el caso continuaba Chiriboga, pues "los ingresos de muchos pobres provienen de la actividad agropecuaria y en la mayor parte de casos no tienen otras alternativas de empleo y los precios internos de la mayor parte de estos productos están muy cerca de aquellos internacionales por lo que los precios no bajarán como resultado del TLC".

En consecuencia, Chiriboga invitaba a "buscar una evolución más pausada", no la propuesta del TLC, que "parece ser malo para la agricultura ecuatoriana en su conjunto, especialmente para los miles de pequeños y medianos productores". Algo similar recomendaba en 1933 el gran economista John Maynard Keynes: "los procesos agrícolas tienen raíces profundas, ellos mismos encuentran soluciones lentamente, son resistentes al cambio y desobedecen a un orden administrativo, y a pesar de ello son delicados y frágiles, cuando han sufrido daños, no se recuperan con facilidad". Para ponerlo en palabras del mismo Keynes, la apertura comercial de productos agropecuarios "no debería ser un asunto de romper raíces sino de entrenar lentamente a una planta para que crezca en una dirección diferente".

En juego no está sólo la agricultura y menos aún una cuestión de negocios: exportar lo más caro posible, para importar lo más barato que se pueda. En disputa está un tema de mucho cuidado, la seguridad alimentaria, que también preocupaba a Chiriboga. Tema que abordó en un discurso hasta el presidente Jorge Bush II. El 27 de julio del 2001, en Washington, hablando del futuro de la agricultura y ganadería de su país, Bush decía: "Es importante para nuestra nación cultivar alimentos, alimentar a nuestra población. ¿Pueden ustedes imaginar un país que no fuera capaz de cultivar alimentos suficientes para alimentar a su población? Sería una nación expuesta a presiones internacionales. Sería una nación vulnerable. Y por eso, cuando hablamos de la agricultura estadounidense, en realidad hablamos de una cuestión de seguridad nacional." Como de costumbre, Bush no debió entender lo que le habrán escrito para que lea, pero Manuel Chiriboga si, pues él es uno de los mayores expertos en temas agropecuarios de la región.



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