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La insignia
2 de junio del 2006


La responsabilidad social de Nestlé:
Ni social ni responsable


Beatriz Sosa Martínez y Carlos Amorín
Convenio Rel-Uita / La Insignia. Uruguay, junio del 2006.


Las compañías transnacionales se han granjeado con justicia la reputación de perseguir sus fines de lucro a toda costa, inclusive de sus trabajadores, del medio ambiente y de la salud. Es necesario por tanto estar atentos ante sus cambios de rumbo y sus costosas campañas de relaciones públicas destinadas a "emprolijar" esa deteriorada imagen pública.

Un ejemplo de ello es la reciente publicación de Nestlé: "El concepto de responsabilidad social de Nestlé (según se ha aplicado en Latinoamérica)". Más concretamente, en su capítulo "Agricultura y suministro" se afirma que la política de Nestlé en materia de proveedores y productores agrícolas, investigación y desarrollo en la materia, se privilegia los métodos de cultivo que preserven el suelo, el agua, el aire, la energía y la diversidad genética. Según esta publicación, técnicos agrónomos de Nestlé ayudan a los campesinos a cumplir con esas metas.

Más adelante, bajo el subtítulo "Manufactura y distribución", Nestlé desarrolla lo que entiende es su comportamiento relativo a la "protección de los empleados", la gestión de personal, las instalaciones y el medio ambiente. Explica cuál es su política sobre calidad de la leche y "seguridad alimentaria".

En esta misma línea se pueden encontrar otros ejemplos de trasnacionales que seleccionan "proveedores sustentables", realizan donaciones de beneficencia, participan en proyectos educativos y otras iniciativas "filantrópicas".

Detrás de estos operativos de mercadeo y maquillaje de su imagen pública, las mismas transnacionales son en realidad responsables de que sus proveedores no puedan ser sustentables porque son obligados a vender su producción en exclusividad a la trasnacional y a precios impuestos y mantenidos durante años, y además tienen que recurrir a sus hijos para que, en vez de estudiar, los ayuden a producir.

Observemos algunos hechos recientes: pocos días después de que Nestlé anunciara públicamente sus intenciones de incursionar en el rubro de los alimentos nutritivos, movida que comenzaría en Europa, muchos informes de prensa daban cuenta de la compra por parte de Nestlé de la empresa Linda McCartney Foods. A esta noticia se suma ahora otra: Nestlé invierte en la empresa de chocolate de comercio justo Day Chocolate Company.

Teniendo en cuenta los antecedentes de Nestlé, sus agresivas campañas publicitarias y estos recientes movimientos, es importante ahora estar más atentos que nunca. Si se trata de una nueva preocupación real por la alimentación de las personas, especialmente de los niños, Nestlé contará seguramente con el respaldo de todos sus trabajadores y de la sociedad, pero si se trata de una nueva estratagema de la compañía para irse asegurando los mercados que le interesan a futuro debemos estar prontos para señalarlo públicamente y con argumentos sólidos.

En ese sentido, preocupa y debe alarmarnos que, según lo difundió la pasada semana la agencia oficial en Argentina Télam, "Una leche maternizada importada de Brasil fue retirada del mercado en todo el país por autoridades nacionales, luego que el gobierno porteño detectó la presencia de una bacteria que la hacía no apta para el consumo humano, informaron fuentes oficiales".

Se trata de la leche marca Nan1, de Nestlé, en la que fue detectada la bacteria, a través de los controles que la Dirección de Higiene y Seguridad Alimentaria (DGHYSA) porteña realiza sobre alimentos que se consumen en la ciudad de Buenos Aires.

Este organismo señaló en un comunicado que 'hasta tanto se realicen los segundos controles sobre el producto, se recomienda preventivamente a la población no consumir el producto' -Nan1-, del lote 5248121521, con la leyenda consignada SIF 164, y vencimiento el 4 de diciembre de 2006.

Por su parte, la empresa Nestlé emitió un comunicado en el que confirmó la decisión de retirar el producto del mercado", finaliza la noticia.

Una vez más llamamos la atención: los ritmos superintensivos de trabajo y la concentración de la producción para abastecer a millones de personas con diversos productos, son modalidades de gestión estratégica que pueden inducir a errores, descuidos u omisiones en la producción cuyas consecuencias sobre los consumidores se multiplican exponencialmente. Ese sistema de producción nada tiene de "socialmente responsable", y mucho menos de sustentable.



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