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La insignia
21 de enero del 2006


Así vamos

Clase política, economía y sociedad


Juan Castaingts Teillery*
La Insignia. México, 20 de enero.


Los factores que determinan la magnitud del crecimiento y la calidad del mismo, son variados y complejos, pero no hay duda de que entre ellos se encuentran la calidad del gobierno existente y la calidad de la clase política que está en juego.

En septiembre del año pasado, tuve el placer de ver a un querido amigo francés, Georges Couffignal, que además de ser un politólogo inteligente y culto tiene un profundo conocimiento de América Latina y amor al subcontinente. Fue agregado cultural de Francia en México, ha sido el director del Instituto de Altos Estudios de América Latina ubicado en París, es amigo de intelectuales de todas las posiciones políticas en casi todos los países de América Latina. Aunque su especialidad es la ciencia política, conoce la cultura, las sociedades y la economía de Latinoamérica. En septiembre pasado regresó a Paris después de fungir durante varios años como agregado cultural de Francia en Chile.

Como yo estaba seguro que Couffignal había hablado con políticos e intelectuales de todas las posiciones y había estudiado y reflexionado profundamente sobre Chile, le pregunté sobre cuáles eran los factores esenciales que habían hecho de Chile el país más exitoso en cuanto al monto y calidad del crecimiento económico en los últimos años en América Latina. "Tu pregunta no es fácil" -me dijo- y después de meditar me contestó que a su juicio, eran los tres factores siguientes:

1. El estado de derecho.
2. La existencia de una clase política de alto nivel.
3. La búsqueda continua de consensos políticos.

No se refirió a la política económica, no habló de personas en especial, no habló de los montos de inversión ni de inversiones extranjeras sino que se redujo a los tres factores mencionados. Su opinión me impresionó y me condujo con posterioridad a largas reflexiones.

G. Couffignal sabía que el crecimiento es producto de factores y relaciones complejas, pero quiso resaltar lo específico de Chile, que lo ha conducido, en forma fundamental, a tener un mayor y mejor crecimiento que el de los otros países de América Latina. En efecto, los tres elementos mencionados por él, o no se encuentran o sólo existen parcialmente en el resto de nuestro subcontinente.

El estado de derecho, que es un bien precioso, suele no existir en nuestros países. Argentina vivió un estado de derecho en su época gloriosa de finales del siglo XIX y principios de XX. Por lo que he platicado con algunos abogados en Buenos Aires, el derecho funciona mejor ahí que en México, pero tiene fallas, intromisiones, corrupciones. Alguna vez escribí en varios "Así Vamos.." que el derecho y la educación son pilares básicos de todo proceso de crecimiento económico y de una sociedad sana. En México estamos muy lejos de un verdadero estado de derecho; hay corrupción en la policía, en los jueces, en los magistrados; la misma ley, en muchos casos, tiene omisiones o determinaciones que provienen de una legislación corrupta.

La existencia de una clase política de alto nivel es también una carencia latinoamericana y sobre todo mexicana. Hay algunos políticos de calidad en casi todos los partidos; es cierto que hoy día contamos con más diputados, senadores, jueces, presidentes municipales, gobernadores, etc., que son mejores que los que teníamos hace unos cuantos quinquenios, quienes eran nombrados por la voluntad y capricho del presidente en turno. Es cierto que la democracia ha jugado su papel. Pero también es cierto que lo que predomina es la mediocridad, la carencia de visión, la falta de conocimiento sobre nuestros problemas, la ausencia de capacidad e imaginación para resolver nuestros problemas. Predominan los spots publicitarios frente al análisis, las ideas y los programas.

Finalmente, sobre la búsqueda de consensos, G. Couffignal me explicaba que en Chile, las diferencias partidarias son fuertes, pero hay una cultura del consenso, de la necesidad de llegar a acuerdos. La discusión es ruda, pero el consenso se logra. En México vivimos en una partidocracia y la idea de partido (de parte) prevalece sobre lo general, lo nacional. El gobierno quiere imponerle a las cámaras su punto de vista, no sólo no sabe discutir, no comprende que el México actual es diversidad y que por ende, hay que configurar consensos y no imponer puntos de vista.

Lo que si es cierto es que, con nuestro crecimiento mediocre, estamos muy lejos de Chile, tanto en estado de derecho, como en la calidad de la clase política y en voluntad de consensos.


(*) Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. Correo electrónico: castaingtsteillery@yahoo.com.mx



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