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La insignia
13 de diciembre del 2006


España

14-D: Con la salud no se juega


Javier López
Madrid Sindical. España, noviembre del 2006.


El jueves 14, a las 7 de la tarde, los madrileños nos manifestamos para defender nuestra sanidad pública. Una manifestación entre Neptuno y Sol que irá precedida de una huelga de los trabajadores de la sanidad para defender un modelo sanitario que se ve amenazado por las últimas iniciativas del Gobierno regional, que pretende romper el modelo de gestión de los hospitales públicos convirtiéndolos en empresas. Una iniciativa que supone el incumplimiento de acuerdos anteriores y que abre las puertas hacia la privatización de determinados servicios sanitarios.

La sanidad pública es un servicio esencial para los madrileños y no podemos permitir que se deteriore o que sea puesta en manos de intereses privados. El Gobierno regional, lejos de acometer los problemas reales como el aumento de las cartillas sanitarias en un 14 por ciento en muy pocos años, casi un millón de pacientes más, o como la realidad de las listas de espera para pruebas diagnósticas o intervenciones quirúrgicas, se empeña en transferir cada vez mayores recursos hacia la sanidad privada para convertir una necesidad social en un negocio privado.

En estos momentos, los gastos sanitarios comprometidos con el sector privado para comprar asistencia sanitaria, servicios o gasto farmacéutico consumen el 40 por ciento del presupuesto sanitario de la Comunidad de Madrid, superando los 2.600 millones de euros.

El pago por la construcción de los nuevos hospitales por parte de empresas privadas, que gestionarán buena parte de los servicios hospitalarios, supondrá gastar más de tres veces la cantidad de dinero que si se hubieran construido y gestionado directamente con recursos públicos.

La sanidad madrileña necesitaría la inyección de 1.500 millones de euros adicionales para alcanzar la media del 5,2 por ciento de la riqueza regional dedicada a sanidad por parte del conjunto de las comunidades autónomas.

Los madrileños esperamos. Esperas para ser atendidos en la consulta de atención primaria. Los médicos de familia tienen una cita cada cinco minutos y cada siete minutos los pediatras. Muy lejos de los diez minutos deseables en consulta de atención primaria y los quince en pediatría. Los profesionales sanitarios padecen sobrecarga y los pacientes esperan horas para ser atendidos. Esperamos colas para ser citados para un especialista. 260.000 madrileños esperan medias de 69 días y en ocasiones de 174 días para ser vistos por un especialista. 100.000 madrileños esperan 74 días de media para una prueba diagnóstica. Cerca de 35.000 madrileños esperan para una intervención quirúrgica. Si quieren ser operados en un hospital público y no en uno privado desaparecen de la lista. Si no les vio el anestesista, no están en la lista.

Lo cierto es que en muy poco tiempo las tarjetas sanitarias han crecido en un millón y los recursos sanitarios públicos no crecen al mismo ritmo. Se invierte en sanidad privada y aumentan las esperas en la sanidad pública. El resultado es evidente: se anima a los pacientes a pagar un seguro privado. Uno de cada cuatro madrileños tiene seguro privado. Uno de cada cuatro españoles con seguro privado es madrileño. El negocio privado es redondo. Hacer de la necesidad de las personas un negocio es lo más refinado de la política sanitaria de este Gobierno regional.

La gota que colma el vaso es la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos que autoriza al Gobierno a convertir en empresas a todos los hospitales públicos, rompiendo el modelo sanitario y de relaciones laborales de los profesionales. Llama la atención que quienes acusan al Gobierno central de romper España, rompan a su vez el sistema nacional de salud que, junto a la Seguridad Social, es uno de los mayores factores de cohesión de España. Si hay un asunto de Estado claro es el de la sanidad, que requiere pactos políticos y sociales que garanticen la universalidad de las prestaciones y la gratuidad del sistema en todo el país.

Ahora que ha muerto Pinochet, muchos recordamos el horror de las miles de muertes y asesinatos del dictador y la dictadura. La dura y negra represión pinochetista acompañada de la entrega de ingentes recursos públicos al sector privado, desmontando la sanidad y la seguridad social públicas. Los chilenos recuerdan a las víctimas y procuran evitar que el horror vuelva nunca más. Al tiempo, intentan reponerse del desastre económico y social que supuso la destrucción de un sistema público sanitario o de pensiones que aseguraba la calidad de vida de todos y que quedó a merced del negocio privado.

No queremos para Madrid el camino chileno, sino el camino europeo. Por eso defendemos en la calle nuestra sanidad pública, que nadie nos regaló sino que construimos con aportaciones de todos los trabajadores. Vamos a defender el 14-D en la manifestación y el 14 y 15 en la huelga de la sanidad nuestro mejor patrimonio, la calidad de la sanidad pública y la dignidad de sus profesionales. Con nuestra salud no se juega.


(*) Secretario general de Comisiones Obreras de Madrid.



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