Ramón Gaya, el último pintor de la generación del 27

Ramón Gaya falleció el sábado, 15 de octubre, a los 95 años, en su domicilio de la calle Poeta Querol de Valencia donde solía pasar la temporada veraniega. Nació en Huerto del Conde (Murcia) el 10 de octubre de 1910. Aún niño inició su carrera artística en el estudio de Pedro Flórez y Luis Garay, y con sólo 10 años participó con un cuadro en una exposición colectiva. Con la muerte de Ramón Gaya desaparece el último pintor de la Generación del 27 y uno de los mayores representantes del exilio artístico español. Gaya, que fue un creador de su tiempo, aunque decidió separarse de las corrientes de la vanguardia, deja una obra compuesta por más de 2.500 cuadros en colecciones privadas y públicas de Europa y América.

Además de innumerables premios, Ramón Gaya, recibió el 16 de junio de 1999 el Premio Julián Besteiro de las Artes y las Letras (que organiza anualmente la Escuela de Formación Sindical de UGT "Julián Besteiro") en su primera edición, por su incuestionable labor artística y literaria, por su trayectoria ética y profesional, por su amplísima biografía internacionalmente reconocida, debida a su itinerante camino en el exilo, primero y por sus realizaciones artísticas, después. El jurado estaba compuesto por los escritores Felipe Benítez Reyes, Luis García Montero, Luis García Posada, Andrés Trapiello, Luis Antonio de Villena; y los sindicalistas, Cándido Méndez, secretario general de UGT, Nicolás Redondo, ex secretario general del sindicato, Teodoro Escorial, Secretario Ejecutivo Confederal, Pedro González Padilla, Director del Instituto de Estudios Sociales (IFES), José Manzanares, Director de la Escuela Julián Besteiro, Juan Mendoza, Coordinador del Ciclo "Literatura y Compromiso Social" y Ximo Alite, miembro del consejo Rector de la Escuela Julián Besteiro.

Julia Escobar, en "La Gaceta de los Negocios" (16-10-2005) sintetiza el espíritu de toda su obra y de su vida: "Tanto en su obra pictórica como en la literaria, Ramón Gaya destaca por la sensatez de sus propuestas, de una transparencia absoluta, casi cristalina. Su trato con la mejor literatura y la mejor pintura dieron sus frutos que han iluminado su vida y la de quienes podemos contemplar, a través de sus libros y de sus cuadros, esa realidad sencillísima, de par en par, abierta al infinito ´transmutada en belleza, pura y dura´".