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La insignia
30 de noviembre del 2005


Ecuador

Carta a mi amigo Manuel*


Alberto Acosta
Diario Hoy / La Insignia. Ecuador, noviembre del 2005.


Tu declaración de que el TLC podría servir para que nuestro país sea "un poco más capitalista, menos oligárquico, menos rentista, menos corporativo" (revista Renovación), me cayó, sinceramente, como aquella pesa que usabas de niño cuando salíamos a pescar. Recuerdo el efecto que causaba tu enorme pesa, con la que pretendías sostener el anzuelo en las turbulentas aguas de los ríos andinos... no quedaba un pez en varios metros a la redonda.

Conociéndote desde hace tantos lustros, habiendo seguido de cerca tu carrera profesional -recién como viceministro, cuando el principal dirigente indígena Luis Macas fue ministro de Agricultura-, después de haber leído con atención tus múltiples trabajos, estoy desconcertado. No dudo un momento de tu honestidad. Aunque varias veces te he oído que es preferible pelear los cambios desde adentro, me pregunto si realmente crees que el TLC servirá para mejorar el Ecuador.

En negociaciones recientes Washington mantuvo sus subsidios a la agricultura y sus mecanismos de dumping, por qué va a cambiar ahora. Los EEUU limitaron a las industrias centroamericanas más competitivas, como el azúcar y los textiles, al tiempo que aseguraron amplias oportunidades de acceso para su arroz. El TLC apenas ofrece convertir en permanentes algunas ventajas ya existentes: las preferencias arancelarias andinas, que representan a los gringos, para el caso ecuatoriano, un sacrificio fiscal de unos 40 millones de dólares al año. En el campo de las medicinas las ventajas para las industrias farmacéuticas gringas son reconocidas por el senador Edward Kennedy. En Chile, durante los primeros ocho meses del último año del gobierno de Lagos, los norteamericanos aparecen como ganadores: las exportaciones totales crecieron en un 22,5%, mientras que las ventas a los EEUU sólo en un 15,5%, al tiempo que las importaciones desde este país aumentaron en 54,9%. Además, bien sabemos que Chile sigue siendo exportador de bienes primarios, que representan un 82% de las ventas totales; situación que no garantiza las mejores condiciones para el desarrollo de un país.

Si el TLC es una propuesta proteccionista a favor de los EEUU, no veo cómo va a facilitar los cambios que tanto necesitamos. La presunta libertad de comercio del TLC es una versión apenas modernizada de la misma dominación que hemos sufrido desde que somos República, algo que tú conoces muy bien por tus profundos y siempre actuales estudios sobre el cacao y el agro en general, Manuel. Si realmente estuviera en juego una propuesta de libre comercio hasta podría entender tus argumentos, como lo hizo Carlos Marx -si debes acordarte de él, aunque no fue nuestro compañero de pesca-, quien aún cuando no era un defensor de dicha libertad, la prefería a estructuras proteccionistas en las cuales los poderosos imponen sus condiciones.

Si los aspectos negativos parecen de largo mayores que los positivos, no será hora de que medites tu papel como jefe del equipo negociador. No firmar el TLC no significa cerrar la puerta al mercado mundial, ni siquiera al de los EEUU. Es más, eso no podría ser una gran oportunidad para intentar una inserción más inteligente y soberana, en un proceso en el que tu aporte, como cuando salíamos de pesca, será bien venido.


(*) Manuel Chiriboga, sociólogo, con post-grado en estudios del desarrollo en la Universidad de Lovaina en Bélgica. Fue viceministro de Agricultura y Ganadería, secretario ejecutivo de ALOP, entre muchas otras funciones de alto nivel ocupadas dentro y fuera de su país. Es uno de los mayores expertos en temas agrarios del Ecuador y de la región.



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