Mapa del sitio Portada Redacción Colabora Enlaces Buscador Correo
La insignia
7 de julio del 2005


A 20 años del hundimiento del Rainbow Warrior

Entrevista con Marelle Pereira


Greenpeace. España, junio del 2005.



Greenpeace entrevista a Marelle Pereira, 28 años de edad. Nacida en 1977, vive actualmente en los Países Bajos. Es hija del fotógrafo asesinado Fernando Pereira.

-¿Qué recuerdos tienes de los acontecimientos de 1985, cuando te informaron del atentado sufrido por el Rainbow Warrior y de que tu padre había fallecido?

-Los recuerdos concretos de aquel día: de mi padre marchándose para el aeropuerto con mi madre y mi hermano. Diciéndole adiós frente a las enormes puertas de la entrada, diciéndole que no se fuera porque por alguna razón no iba a volver. Mi padre diciendo, que por supuesto que volvería, que cuidara de mi madre, que haría el viaje y volvería a casa pronto, sin darse cuenta que ésa sería la última vez que lo vería. Él, desapareciendo detrás de esas enormes puertas. Más tarde, dando un paseo por el bosque y viendo los aviones que por allí sobrevolaban, mi hermano y yo diciendo adiós a cada uno ya que en cualquiera de ellos podría ir mi padre.

La vida siguió como de costumbre. Durante el verano fuimos de campamento. Estábamos jugando a la pelota con mis amigos, cuando una de las profesoras se acercó a mí y me preguntó si podía acompañarla ya que tenía algo que decirme, y que mi madre estaba allí; y pensé que eso era bastante raro. No sabía que pensar de todo ello, así que fui con ella hasta donde mi madre estaba acompañada por uno de mis tíos, pero al ir hacia allí sentí un extraña sensación, no sé cómo explicarla, pero presentí que algo le había pasado a mi padre.

Tenía que ser así, o de otra forma mi madre habría venido y se habría acercado donde yo estaba para hablar conmigo. Cuando llegué a ella, mi madre estaba llorando.

Y por entonces, con 8 años de edad, esa era suficiente información como para saber que algo grave tenía que haberle pasado a mi padre, en el momento en el que ella dijo que estaba desaparecido, todo se vino abajo y lloré junto con mi madre. Recogimos nuestras cosas esa misma tarde y me llevó a casa. Esperamos noticias que al final serían que mi padre había aparecido muerto, y ahí es donde empieza toda la historia.

-¿En ese momento tenías alguna idea de lo que se trataba?

-Con la capacidad de una niña de 8 años, recuerdo que mi padre era miembro de Greenpeace y que luchaba por una buena causa, que luchaban y protestaban para que las focas siguieran vivas. Recuerdo muy bien que Greenpeace llevaba acciones y protestas en la Antártida y que pintaban la piel de las focas, así que sabía bastante bien lo que mi padre estaba haciendo y fotografiando, ya que era fotógrafo. Pero como era tan pequeña, eso es todo lo que sabía del trabajo de mi padre.

-¿Y de los días inmediatamente después de la muerte de tu padre?

-A partir de ahí sufrí una especie de conmoción. Prácticamente no puedo recordar nada después de su muerte. Fuimos al funeral, pasamos días muy difíciles, pero no lo puedo recordar con claridad.

-¿Tienes recuerdos de tu padre?

-Varios. Recuerdo a mi hermano y a mí caminando en el bosque, subiendo árboles. En Holanda teníamos nieve y hielo en invierno. Y en el lugar donde vivíamos en aquel momento, detrás de nuestra casa, había un pequeño río que se congelaba. Y él nos llevaba a patinar sobre hielo, aunque fuera portugués y todo eso, sabía patinar.

Le recuerdo vistiéndonos y llevándonos al colegio. Tenía un Alfa Romeo. Nunca lo olvidaré. Ésos son algunos de los recuerdos de mi padre. Dulce y educado, tomándose su tiempo para cenar con nosotros, haciendo cosas divertidas los fines de semana, aunque también le recuerdo marchándose a trabajar fuera.

-¿Cuáles son tus sentimientos hacia los agentes franceses y el Gobierno francés?

-Dominique Prieur escribió un libro y en éste decía que no estaba de acuerdo con las misiones en las que participó, pero siguió adelante de todas formas. Si no estaba de acuerdo con la misión podía haber dicho no, y no participar. Igual que mi padre huyó de Portugal para no tener que luchar en Angola. Él no quería participar en la guerra contra Angola, así que huyó del país. Mi padre no estaba de acuerdo con la guerra, defendió lo que creía y decidió no participar.

Aún no entiendo cómo pudieron continuar si no estaban de acuerdo con la acción. Mi enfado hacia Francia y los agentes se puede seguir entendiendo por parte de mi familia y de mí. ¿Cómo se puede atentar y hundir un barco en otro país en tiempo de paz? Prieur podía haber dicho al DGSE, no, no voy a participar, alguien puede resultar malherido. No entiendo por qué no se retiró de esa misión.

-¿Qué opinas del presidente Mitterrand y del Gobierno francés de aquel momento?

-Estoy indignada con el Gobierno francés. Todavía me parece increíble que hayan podido organizar una misión como esa en otro país.

Es inaceptable por mi parte y por parte de mi familia, que atentaran y hundieran al Rainbow Warrior. Todo la misión fue una gran operación que en primer lugar no era necesaria, ya que todos queremos un medio ambiente más saludable y destruyéndolo con acciones como la que realizó Francia en Moruroa es absolutamente insólito, cualquiera en el mundo estaría en desacuerdo y si Francia quiere continuar destruyendo el mundo, ¿por qué no lo hace en su propio país?

-¿Has recibido alguna disculpa o respuesta por parte del Gobierno francés?

-No hemos tenido mucha información de la gente involucrada en Francia; no hemos recibido ni una disculpa, informe o careo. Nada personal, todavía estamos esperando.

La disculpa más importante que queríamos era la del presidente involucrado en aquel momento o si tuviéramos la oportunidad de sentarnos con los agentes secretos involucrados, hablar con ellos dialogar y que nos pidieran disculpas, por supuesto que ayudaría un poco a curar la herida. Pero eso no significa que podamos olvidar la situación o perdonar a la gente que en su momento estuvo involucrada.

Mi familia y yo hemos aceptado más o menos lo que pasó en el 85, pero eso no significa que vayamos a perdonar o a olvidar. Cada día, cada año, te encuentras un poco más cerca, más capaz convivir con el pasado, pero no significa que no pienses en tu padre a diario ni que llores por él algunos días y recuerdes los momentos felices que pasaste con él; mi padre, el padre de mi hermano.

-Mitterrrand prometió en 1985 que habría justicia al más alto nivel, ¿qué opinas de esa promesa?

-Muchos de los agentes secretos se libraron del cualquier condena. Nueva Zelanda intentó investigar todo el asunto, pero no tuvieron suficientes pruebas en el momento, y cuando las tenían el barco con los cuatro espías había desaparecido. Sólo procesaron a Dominique Prieur and Alain Mafart quienes cumplieron condena en una pequeña isla, se suponía que tenían que permanecer allí una década pero sólo estuvieron tres años, al cabo de lo cuales volvieron a Francia donde fueron recibidos como héroes, incluso recibieron medallas. Esto para mi familia fue increíble, incomprensible, te premien por matar, por matar a una persona que lo único que hacía es su trabajar y proteger el mundo, es bastante alucinante que Francia entrega medallas a gente sin ética.

¡Mierda! Creo que dio a conocer sólo lo que la gente quería oír en aquel momento. Más tarde cuando el escándalo se pasó, él no estuvo a la altura de lo que se esperaba.

Lo que me gustaría que pasara ahora...Justicia para nosotros, justicia para la familia, si al menos pudieran decir la verdad ya sería algo, !y Mitterrand prometiendo justicia en el más alto nivel!, si eso es justicia, permitir que tantos agentes franceses no fueran a la cárcel, entonces no existe la justicia, no ante nuestros ojos, no ante los ojos de mi familia, y espero que tampoco ante los ojos del mundo y nunca es tarde para que exista justicia."

-Harán 20 años, el 10 de julio. ¿Asistirás a la conmemoración del 20 aniversario en la bahía Marauri de Nueva Zelanda, donde el siniestrado Rainbow Warrior descansa para siempre? ¿Cuáles son tus sentimientos al respecto?

-Me hace bien, es un honor no sólo para mi padre sino también para Greenpeace que aún recordemos qué paso hace veinte años. Me hace sentirme bien saber que no todo el mundo ha olvidado a Greenpeace o a mi padre. Que trabajaba por una buena causa y que la gente quiera conmemorar a Greenpeace y a mi padre por ello. Es un honor para mi familia y para mí ."

- Fernando estuvo trabajando hasta su muerte y está aún presente en nuestras vidas. ¿Cuáles son tus esperanzas para el futuro?

-Que podamos vivir juntos sin luchar, sin hacer la guerra, sin destruir el mundo y sin olvidar que tenemos sólo un planeta donde vivir, y que tenemos que construir un planeta mejor, no destruirlo."



Portada | Iberoamérica | Internacional | Derechos humanos | Cultura | Ecología | Economía | Sociedad Ciencia y tecnología | Diálogos | Especiales | Álbum | Cartas | Directorio | Redacción | Proyecto