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La insignia
14 de julio del 2005


El negocio sigue igual


Amnistía Internacional, julio del 2005.



Declaración conjunta de la campaña Armas bajo Control, de Amnistía Internacional, Oxfam Internacional y la Red Internacional de Acción sobre Armas Cortas.

El nuevo acuerdo alcanzado por la ONU sobre un sistema para seguir el rastro a las armas cortas y ligeras carece de firmeza y está plagado de lagunas, según la campaña Armas bajo Control. Este acuerdo, al que la campaña ha tenido acceso, se negoció a puerta cerrada y se debatirá públicamente por primera vez en la sede de la ONU en Nueva York hoy, 14 de julio.

La campaña Armas bajo Control ha advertido de que, si no se acuerda un sistema legalmente vinculante para rastrear las armas, los tratantes de armas sin escrúpulos seguirán vendiendo libremente armas a gente que comete graves abusos contra los derechos humanos y a criminales de guerra, sin que les sigan el rastro. También ha declarado que se ha sentado un inquietante precedente con el hecho de que el proceso de armas cortas de la ONU haya tardado cuatro años en llegar a un resultado tan débil.

La mayoría de los gobiernos habían respaldado un acuerdo mucho más enérgico y legalmente vinculante que incluyera tanto la munición como las armas, pero la oposición de tan sólo unos pocos países, especialmente Estados Unidos, Irán y Egipto, ha hecho perder la oportunidad de lograr un impacto serio en las actividades de los tratantes de armas.

El acuerdo establecerá un sistema para registrar los números de serie de las armas cortas y ligeras cuando se vendan o transfieran entre países. Sin embargo, en lugar de crear un sistema legalmente vinculante que, al permitir seguir el rastro de las armas, ayudaría a llevar a los responsables de graves abusos contra los derechos humanos ante la justicia, este acuerdo es de carácter esencialmente voluntario.

"Las personas inocentes de los países pobres pagarán el precio de esta incapacidad de establecer un acuerdo legalmente vinculante para seguir el rastro a las armas mortales", ha declarado Anna MacDonald, directora de campañas de Oxfam. "Es posible que los países que ya tengan un buen historial en materia de control de armas cumplan este acuerdo, pero los que venden habitualmente armas a los peores regímenes del mundo seguirán haciendo sus negocios como siempre. Hay más probabilidades de seguir el rastro a una maleta perdida que a unas balas de ametralladora."

Además de ser, en la práctica, voluntario, el acuerdo se ve debilitado por dos grandes lagunas. En primer lugar, excluye por completo la munición, las granadas o los explosivos. A menudo, los cartuchos de munición gastados y los restos de cohetes son la única pista con que cuentan los investigadores en la escena de una atrocidad, por lo que es vital que los envíos de munición también vayan marcados para poder seguirles el rastro. El excluirlos del acuerdo ayudará a los traficantes y asesinos a eludir la justicia.

En segundo lugar, una laguna explícita del acuerdo permite a un país dado negarse a desvelar información sobre ventas de armas por motivos de "seguridad nacional". Se teme que quienes venden armas a regímenes opresivos utilicen esto como excusa conveniente.

"Es ridículo excluir las balas y los explosivos de un acuerdo global de este tipo sobre rastreo de armas cuando se están utilizando a diario para matar indiscriminadamente, desplazar, reprimir e intimidar a personas. Este acuerdo, muy limitado y esencialmente voluntario, apenas vale el papel en el que está escrito", ha manifestado Denise Searle, directora general de campañas de Amnistía Internacional.

El año pasado, en el lugar de una masacre en Gatumba, Burundi, en la que murieron 150 personas, los cartuchos gastados revelaron que la munición utilizada en el ataque había sido fabricada en China, Bulgaria y Serbia. Sin embargo, ante la ausencia de un mecanismo de rastreo, resultó imposible demostrar cómo había llegado allí. Si hubiera existido un sistema para seguirle el rastro, se podría haber hecho rendir cuentas a quienes vendieron la munición a los asesinos y se podrían haber detenido los suministros futuros.

"Resulta indignante que un número minúsculo de países haya obstruido un acuerdo útil que habría supuesto una auténtica diferencia", ha manifestado Rebecca Peters, directora de la Red Internacional de Acción sobre Armas Cortas.

Aunque los autores de la campaña han encontrado poco que aplaudir en el nuevo acuerdo, entre los pequeños progresos introducidos se encuentran el deber de los Estados de garantizar que las armas cortas y ligeras ilegales que se encuentren en su territorio son marcadas de forma inequívoca y registradas, o de lo contrario destruidas, y la obligación de mantener registros exhaustivos de todas las armas marcadas durante al menos 20 años.

El establecimiento de un sistema mundial vinculante para seguir el rastro de las armas cortas y ligeras y de la munición es una de las metas de la campaña Armas bajo Control, lanzada por Oxfam Internacional, Amnistía Internacional y la Red Internacional de Acción sobre Armas Cortas (IANSA, por sus siglas en inglés) en 2003. El objetivo principal de la campaña es pedir un Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas que prohíba todas las transferencias de armas que puedan conducir a violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario.

Nota

El debate sobre el acuerdo de la ONU respecto al rastreo de las armas cortas y ligeras tendrá lugar hoy (jueves 14 de julio) a las 14.00 horas GMT (10 de la mañana en Nueva York), en la reunión bienal de Estados que se celebrará en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. En ella, los gobiernos hablarán de los progresos realizados en torno al Programa de Acción de la ONU sobre armas cortas.



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