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La insignia
27 de diciembre del 2005


Informe de la CIOSL (extractos)

Un roto para un descosido


Samuel Grumiau*
El Mundo Sindical, diciembre del 2005.

Texto íntegro del informe:
http://www.icftu.org/www/PDF/LMSrapportTEXTILE05SP.pdf


Introducción

A partir del 1 de enero de 2005 en el sector de los textiles y el vestido se produjo una revolución. En esa fecha, entre los países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) expiró el sistema de cupos que contenía las exportaciones de ropa y textiles de ciertos países productores hacia los mercados más grandes del mundo (principalmente los Estados Unidos y la Unión Europea).

Este sistema de cupos se había estipulado dentro del marco del primer Acuerdo Multifibra (AMF), que entró en vigencia en 1974, pero constituía una derogación importante de las reglas del GATT (Acuerdo General Sobre los Aranceles y el Comercio), principalmente en lo referente al principio de no discriminación. Los países que participaban en las negociaciones de la Ronda Uruguay (el ciclo de negociaciones comerciales mundiales que tuvieron lugar entre 1986 y 1994) se pusieron de acuerdo para conformar progresivamente el sector de los textiles y el vestido a las reglas de no discriminación del GATT. El Acuerdo sobre los Textiles y el Vestido (ATV), firmado el 1 de enero de 1995, estipulaba las condiciones de dicha reincorporación, que debía finalizar el 1 de enero de 2005.

Dentro del marco del AMF y del ATV, los compradores no necesariamente recurrían a los proveedores más competitivos sino más bien a los que todavía disponían de cupos. Eso dejó de ser necesario al terminar el ATV y se observa que los compradores utilizan menos proveedores y optan por los más competitivos. Como se preveía, China es el principal beneficiario de esta supresión de los cupos. Entre enero y abril de 2005, las exportaciones de textil de China hacia Estados Unidos y la Unión Europea aumentaron respectivamente 70 y 45%, a costa principalmente de los países en desarrollo. Los precios extremadamente bajos de los productores chinos -entre 10 y 50% más baratos que sus competidores de otros países con bajos salarios- explican porque los compradores se volcaron en masa hacia China. Esos precios se deben a distintos factores, incluyendo las flagrantes violaciones que se cometen contra los derechos de los trabajadores, salarios reales anormalmente bajos, a excesivas horas de trabajo y, en ciertos casos, intolerables condiciones de salud y seguridad.

La FITTVC (Federación Internacional de Trabajadores del Textil, Vestuario y Cuero) subraya que en China, según ciertas estimaciones, nueve de cada diez empresas infringen no solamente las normas laborales internacionales sino también el código laboral nacional. Otras estimaciones indican que siete de cada diez empleadores chinos procuran ocultar tales abusos. Conviene señalar que si los exportadores chinos han reducido este año sus precios de un 20 a un 60% para una serie de productos textiles, el precio en las tiendas europeas apenas ha cambiado, según un análisis efectuado por la Comisión Europea.

Desde que se suprimieron los cupos, las condiciones de trabajo del personal chino, privado de todo sindicato independiente, no mejoraron de manera notoria (salvo en algunas fábricas). En cambio, en la mayoría de los países que sufren la competencia desleal de China, los trabajadores tienen graves dificultades: pérdida de sus empleos y aumento de las presiones para disminuir el respeto de sus derechos o endurecimiento de sus condiciones de empleo, al tiempo que los empleadores y los gobiernos utilizan la competencia china para justificar esas presiones. Se observa además que los grandes compradores ejercen mucha más presión sobre sus proveedores para que éstos aumenten su flexibilidad.

Las evoluciones observadas durante el período previo a la supresión de los cupos y desde el 1 de enero de 2005, todavía no dan idea de lo que implicará la liberalización del comercio de los textiles y el vestido en 2008. En efecto, a la adopción por parte de los Estados Unidos de medidas de salvaguarda para limitar provisoriamente el alza de las exportaciones chinas (una medida que el protocolo de acceso de China a la OMC autoriza tomar) le siguió primero la firma de acuerdos entre China y la Unión Europea y luego entre China y los Estados Unidos, acuerdos que, a su vez, limitan esas alzas en las exportaciones pero sobre una base consensual. Todos esos límites que se impusieron al alza de las exportaciones chinas expiran en 2008.

No obstante, la OMC y los actores interesados no tienen porqué esperar a 2008 para ocuparse finalmente de las consecuencias que esta liberación todavía parcial del comercio de los textiles y el vestido tiene en el mundo. Sobre todo, tampoco tienen porqué esperar para adoptar medidas que amortigüen los gravísimos dramas sociales que se viven en muchos países sometidos a la competencia desleal de China. Como se ve en este informe, en algunos países están en juego nada menos que vidas humanas.

Este informe se basa en los análisis y testimonios recogidos entre decenas de sindicalistas del mundo entero, como así también en los análisis de la FITTVC, de la OIT (Oficina Internacional del Trabajo) y otras organizaciones nacionales e internacionales (véase la bibliografía que figura al final del informe). Tras haber examinado algunas estadísticas sobre las evoluciones del comercio internacional del textil durante el período previo y desde la finalización de los cupos, este informe pasa revista a las principales consecuencias prácticas que este hecho origina y explica por qué China practica una competencia desleal. Este informe presenta también la realidad concreta que se vive en una serie de países donde las exportaciones de textiles y prendas de vestir revisten una enorme importancia. Filipinas, Camboya, Bangladesh, Bulgaria, Lesotho y Kenya ilustran lo que está sucediendo en el ámbito social en la mayoría de los países exportadores de textiles y/o prendas de vestir.


Primeras consecuencias de la supresión de los cupos

Como se preveía, China es el país que más se benefició con la supresión del sistema de cupos. Sus prácticas desleales, tanto en lo relativo a las normas internacionales del trabajo como a las reglas internacionales del comercio, le permiten tener precios sin competencia que muy pronto atrajeron las órdenes de compra de los grandes compradores internacionales.

Según el informe preparado por la OIT para la reunión tripartita llevada a cabo en Ginebra sobre la globalización de los textiles y el vestido, entre enero y abril de 2005, China exportó artículos textiles y prendas de vestir por un valor de 1200 millones de dólares, lo que representa un crecimiento de 18,4% con respecto al mismo período del año precedente. Durante ese período, las exportaciones de textiles con destino a los Estados Unidos y la Unión Europea aumentaron 70 y 45% respectivamente. Las exportaciones de artículos que antes estaban sometidos al sistema de cupos destinadas a esos dos lugares registraron un crecimiento de 82 y 250% respectivamente.

Este vertiginoso aumento de las importaciones de textiles y prendas de vestir procedentes de China va acompañado de una disminución de las importaciones procedentes de toda una serie de países que no consiguen mantener su posición frente a esta competencia desleal. La FITTVC (Federación Internacional de Trabajadores del Textil, Vestuario y Cuero) informa que durante el primer semestre de 2005, el volumen de las exportaciones de textiles y prendas de vestir procedentes de China con destino a Europa aumentó un 39%, mientras que Rumania y Túnez registraban una disminución de 9%, Marruecos de 10% y Tailandia de 44%. Durante ese mismo período, las importaciones de ropa china daban un salto de 46% mientras que las de Brasil, Marruecos y Camboya registraban una disminución de 10%, las de Tailandia y Vietnam de 15%, las de Pakistán de 17%, las de Indonesia y la Isla Mauricio de 23% y las de Corea del Sur de 50%. Ciertos aumentos en determinadas categorías de productos chinos son todavía más espectaculares. La NCTO (National Council of Textile Organizations, que agrupa a los principales productores textiles de los Estados Unidos) revela que tras la finalización de los cupos sobre las importaciones textiles en el mundo, ocurrida el 1 de enero de 2005, los pantalones de algodón "made in China" dieron un salto del 1519% en el mercado estadounidense, las camisas de algodón del 1350%. Y en Europa, "durante el primer trimestre de 2005, los aumentos de las importaciones de ciertas categorías de prendas de vestir superaron el 2000% -afirma Neil Kearney, secretario general de la FITTVC-. Durante ese trimestre, China exportó 360 millones de camisetas hacia Europa, mientras que en el mismo período del año anterior esa cifra era de 84 millones. La exportación de jerséis chinos hacia Europa aumentó 843% durante ese mismo período. Simultáneamente, el precio de la ropa china importada en Europa bajó 34% en el caso de los jerséis, 37% en las camisetas e inclusive 59% en los vestidos."

Es importante subrayar también que China no sólo aumenta considerablemente sus exportaciones hacia los países desarrollados, sino que también inunda con sus productos los países del sur, lo que a menudo provoca inmediatamente dificultades entre los productores locales.

No obstante, las estadísticas con respecto a la evolución de las exportaciones chinas de textiles y prendas de vestir no deben tomarse al pie de la letra. Por una parte, hay elementos que permiten suponer que en el futuro esas cifras podrían aumentar:

- Las elecciones presidenciales estadounidenses tuvieron lugar poco antes de que terminara el ATV, el 2 de noviembre de 2004. Ahora bien, la posibilidad de que se aplicaran cláusulas de salvaguarda no era la misma si ganaba esas elecciones el candidato demócrata o el republicano. Algunos grandes compradores estadounidenses prefirieron esperar el resultado de esas elecciones antes de volcarse a China. Este país no pudo responder a todos los pedidos masivos que se le hicieron a último minuto por lo que los compradores tuvieron que hacer confeccionar la ropa en países como Bangladesh.

- Las empresas situadas en las grandes zonas industriales a veces tienen problemas de suministro de energía que reducen su capacidad de efectuar las entregas en término, lo que origina la pérdida (sin duda momentánea) de algunos pedidos.

- También se pueden perder algunos pedidos porque las fábricas chinas de confección tienen problemas de escasez de mano de obra debido a que aumentaron los ingresos en las regiones agrícolas y a las deplorables condiciones de trabajo que hay en las fábricas. La combinación de ambos factores hace que resulte menos atractiva la idea de abandonar las regiones rurales para ir a trabajar en las grandes zonas urbanas del este de China, donde se encuentra gran parte del sector de la confección. En todas partes hay una gran rotación de mano de obra y los trabajadores van de un empleo a otro tratando de mejorar su situación. A pesar de las decenas de millones de chinas y chinos que están subempleados, las autoridades de ese país reconocen que las empresas de la región de Shangai y del delta del Río de las Perlas tienen dificultades para conseguir personal.

Esta situación podría finalmente obligar a los empleadores chinos a aumentar considerablemente los salarios y terminar por mejorar las condiciones de vida y de trabajo para atraer mayor cantidad de trabajadores a sus fábricas de ropa. Eso ya ha sucedido en algunas fábricas chinas -aunque en pequeñas dosis- ya que la falta de sindicatos libres que reivindiquen un alza salarial limita automáticamente esos aumentos. La ventaja competitiva de China originada por las violaciones de los derechos de los trabajadores se mantendrá hasta que su gobierno decida respetar la libertad sindical.

Por su parte, el informe de la OIT subraya que, en las cifras mencionadas anteriormente se acumulan sobre todo dos hechos: "el comercio se estancó de forma artificial en 2004, y la cifra correspondiente a las importaciones procedentes de China se incrementó exageradamente durante el primer trimestre de 2005".

Esto se debió a diversos motivos:

- Los datos muestran un aumento de las importaciones procedentes de China, pero también una disminución sustancial de las importaciones realizadas desde las regiones administrativas especiales de Hong Kong y Macao y desde Taiwán (China). Estos cambios en términos de volumen de las importaciones son un reflejo de la transición natural desde un costoso régimen (de perfeccionamiento pasivo establecido entre estas regiones y la China continental) a una producción integralmente hecha en China.

- Sabiendo que los contingentes se suprimirían el 31 de diciembre de 2004, los agentes aplazaron sus envíos del último trimestre de 2004 al primer trimestre de 2005.

- Conscientes de que la Unión Europea y los Estados Unidos podrían aplicar la cláusula de salvaguardia transitoria a las exportaciones chinas durante el segundo trimestre de 2005, los compradores aceleraron unas importaciones que, en caso contrario, se habrían realizado más avanzado el año.

Será entonces necesario esperar por lo menos hasta 2008 (cuando terminen las medidas de salvaguarda, para evaluar todas las consecuencias de la liberación total del comercio internacional de textiles y prendas de vestir. Al examinar lo que sucede en Australia (que abolió hace diez años las restricciones sobre las importaciones) y en Japón (que nunca tuvo restricciones sobre las importaciones) se tiene una idea de lo que podría suceder entonces: China provee a Australia el 75% de sus importaciones de textiles y prendas de vestir, Japón importa de China el 89% de las prendas de vestir...

Inclusive sin que haya una liberalización completa del comercio mundial de este sector, las primeras tendencias observadas a partir del comienzo de este año confirman lo que los sindicatos temían al aproximarse el 1 de enero de 2005: los trabajadores son las principales víctimas de esta liberación salvaje (descontrolada) y, en la medida en que la mano de obra de este sector está compuesta por una gran mayoría de mujeres, son ellas las que más sufren las consecuencias negativas de la finalización del ATV.

Mientras no se mejoren considerablemente las condiciones de los trabajadores chinos -salvo en algunas fábricas- y éstos continúen sin tener sindicatos independientes, los trabajadores de la mayoría de los países que sufren la competencia desleal de China se verán enfrentados a las peores dificultades posibles: pérdidas de sus empleos y aumento de las presiones para disminuir el respeto de sus derechos o endurecimiento de sus condiciones de empleo (utilizando los empleadores y los gobiernos la competencia china para justificar esas presiones).

Como se preveía, se observa asimismo que los grandes clientes reducen la cantidad de proveedores y ejercen mayor presión sobre éstos últimos para que aumenten su flexibilidad.


Derechos y condiciones de trabajo

En casi todos los países productores, los empleadores y los gobiernos han utilizado como pretexto la mayor competencia desleal de China al finalizar el ATV para imponer o procurar imponer condiciones de trabajo o salarios más desfavorables a los trabajadores del sector y para combatir aún más la presencia sindical. La CIOSL y la FITTVC reciben testimonios en ese sentido de sindicalistas del mundo entero.

"Lesoto y El Salvador, al igual que otros, han excluido a los trabajadores del sector de los textiles y el vestido de los aumentos estatutarios de salarios y del derecho garantizado al salario mínimo -explica por ejemplo Neil Kearney, secretario general de la FITTVC-. Bangladesh, por su parte, legalizó durante un corto período la semana de 72 horas."

Saner Taysi, del sindicato textil TEKSIF de Turquía, se explaya en ese mismo sentido: "Para nosotros, la consecuencia más grave de la finalización del ATV es que los empleadores aprovechan para poner en práctica estrategias antisindicales y explotar más duramente a los trabajadores, por ejemplo, aumentando las horas extraordinarias. Con ese fin utilizan constantemente el argumento de la competencia china. Les resulta tanto más fácil aumentar el ritmo de trabajo porque el 80% de los empleos del sector del textil y el vestido están en la economía informal: algunas empresas grandes reciben las órdenes de compra de los clientes y luego subcontratan las tareas a una infinidad de pequeñas unidades informales de producción, muchas de las cuales no respetan el salario mínimo de 200 dólares mensuales. La utilización de la economía informal va aumentando desde que finalizaron los cupos, en detrimento de las posibilidades de sindicalizar a los trabajadores."

En Filipinas, dentro de la perspectiva de la liberalización del comercio de textiles y prendas de vestir, aumentaron principalmente las horas extraordinarias no remuneradas. Annie R. Adviento, coordinadora nacional de la FITTVC de Filipinas dice: "En este momento, en Filipinas están mucho más difundidas que antes las horas extraordinarias obligatorias y el trabajo no remunerado. Por ejemplo, si una trabajadora tiene que cumplir un cupo de producción y no consigue hacerlo antes de que termine la jornada, se la obliga a completar el cupo sin que se le paguen las horas extraordinarias. Quejas como éstas son cosa de todos los días. Inclusive se anulan las pausas en el trabajo para comer a fin de que las trabajadoras terminen los cupos que les fueron asignados. En ocasiones, se suprime el día franco semanal y los empleados están entonces obligados a trabajar los siete días de la semana. El trabajo en líneas de producción impide ahora que más de una costurera pueda ir al baño o tomar agua mientras sus compañeras continúan trabajando."

En Tailandia, el Ministerio de Trabajo quisiera atraer a trabajadores de Vietnam o de Filipinas para compensar la escasez de mano de obra de que se quejan algunos empleadores del sector textil. "Pero, en realidad, no estamos frente a un déficit de mano de obra tailandesa -subraya Junya Yimprasert, coordinadora de la campaña Thai Labour Campaign-. Desde 1996, en el sector de los textiles y el vestido se despidió a decenas de miles de trabajadores de fábricas donde se habían formado sindicatos. No hay escasez de mano de obra. Lo que hay es un problema con respecto a los salarios y las condiciones de trabajo decentes en ese sector. Los trabajadores están constantemente presionados por los empleadores, quienes esgrimen ante ellos la amenaza de la competencia china para obligarlos a aceptar restricciones de sus derechos. Esta situación hace que los trabajadores tailandeses procuren evitar trabajar en ese sector."

Mayra Jiménez, secretaria general del sindicato FUTRAZONA-CTU (Federación Unitaria de Trabajadores de las Zonas Francas) de la República Dominicana, señala que: "Los empleadores y el gobierno se pusieron de acuerdo para no dar ningún aumento salarial utilizando como pretexto la competencia china, aunque los salarios de los trabajadores ya son bajísimos. El salario medio es de nada más que 100 dólares mensuales, cuando se necesitan por lo menos 700 nada más que para la comida de una familia de 4 personas". Los empleadores dominicanos amenazan con trasladarse al país vecino, Haití, a fin de tener niveles salariales todavía más bajos.


Pérdidas de empleo

La competencia desleal de los productos chinos origina la pérdida de centenares de miles de puestos de trabajo en todas las latitudes del mundo, ya sea porque las fábricas locales no pueden mantenerse ante la competencia de las importaciones chinas o porque el nivel de las órdenes de compra disminuye en provecho de China.

En Europa, el sector del textil y la confección representa todavía el 4% de la producción y de la industria manufacturera y el 7% del empleo. Sin embargo, la FITTVC estima que este sector pierde 1.000 empleos diarios en el ámbito del territorio de la Europa de los 25. La mayoría de los empleos que se perderán en el futuro corresponderán a las zonas de Europa central y oriental, donde ya hay mucho desempleo.

"En ese sector de la Europa de los 25 quedan 2,7 millones de trabajadores -subraya Patrick Itschert, secretario general de la FSE-TVC (Federación Sindical Europea del Textil, Vestuario y Cuero)-. En los últimos diez años perdimos 1 millón de empleos y estimamos que durante los cinco años venideros se perderá otro tanto. Por eso apoyamos la creación de un Fondo Europeo de Adaptación que podría ser de 5.000 millones de euros durante el período 2007-2013 y cuya finalidad sería ayudar a los trabajadores que pierdan su empleo en el sector del textil y del vestido (a través de capacitación profesional, microcréditos, etc.).Dada la urgencia de al situación, quisiéramos que se liberaran fondos con esa finalidad antes de 2007."

Según la FITTVC, en los Estados Unidos ya cerraron 31 fábricas este año y se estima que a la larga desaparecerán 500.000 de los 750.000 empleos del sector del vestido y el textil. Según la OIT, entre septiembre de 2004 y septiembre de 2005, el empleo en ese sector retrocedió alrededor de 7,7% y se perdieron 25.000 empleos, la mayoría de ellos en el sector de la confección.

En América Latina, Mayra Jiménez, del sindicato FUTRAZONA-CTU (Federación Unitaria de Trabajadores de las Zonas Francas) de la República Dominicana, señala que "Desde comienzos de 2005 perdimos 20.000 empleos en ese sector. La mayoría de las personas afectadas son chicas y/o madres solteras, que actualmente procuran sobrevivir a través de la economía informal." La OIT estima que a la larga, en la República Dominicana podría desaparecer el 40% de los empleos de ese sector a raíz de la finalización de los cupos.

En El Salvador, la OIT (3) subraya que "en 2004, unos 6000 trabajadores del sector fueron despedidos a raíz de una disminución de los pedidos de los Estados Unidos. Desde enero de 2005, China ha aumentado de forma sustancial su participación en el mercado de los Estados Unidos respecto de los productos más baratos que también se fabrican en El Salvador. La OIT agrega que en El Salvador, según algunas previsiones, podrían desaparecer 30.000 puestos de trabajo en los próximos años en el sector de los textiles y el vestido como resultado de la finalización del ATV.

Entre los países de América Latina donde se han previsto pérdidas de empleos, la OIT menciona también el caso de México: "Con la supresión de los contingentes, México, que había ganado ciertas ventajas comerciales gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se encuentra expuesto en la actualidad a la competencia directa de China y sigue perdiendo cuotas de mercado en los Estados Unidos (entre 2001 y 2004, las importaciones estadounidenses de prendas de vestir mexicanas decrecieron del 14,2% al 8,9%). La ampliación del acceso en franquicia arancelaria al mercado de los Estados Unidos a los países de América Central en el marco del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centro América (TLCCA) podría comprometer aún más el futuro del sector."

En Asia, Filipinas es el país que perdió mayor cantidad de puestos de trabajo durante los últimos años: de los 900.000 asalariados registrados formalmente en el sector textil y de la confección en 1994, quedaban en 2004 nada más que 311.000.

Sin embargo, África es el más afectado por las pérdidas de puestos de trabajo que tuvieron lugar desde la finalización del ATV. Desde Marruecos hasta Sudáfrica, casi todos los países productores de textiles y prendas de vestir tienen grandes dificultades para mantenerse frente a la competencia de los productos asiáticos.

La OIT efectúa el siguiente análisis de la situación: "Las industrias textiles y del vestido de los países del África Subsahariana han experimentado un acusado crecimiento en los últimos cinco años debido, en particular, a la firma de un acuerdo de comercio preferencial con los Estados Unidos: la Ley sobre Crecimiento y Oportunidades para África (AGOA). En 2003 y 2004, el valor de las importaciones estadounidenses de prendas de vestir originarias del África subsahariana superó los 1500 millones de dólares anuales, gracias al acceso en franquicia arancelaria de que gozan dichos productos en virtud de la AGOA. En la actualidad, esta ventaja corre peligro de desaparecer. En el primer trimestre de 2005, el valor de las exportaciones de textiles y prendas de vestir a los Estados Unidos con arreglo a la AGOA cayó hasta los 270 millones de dólares, en comparación con los 361 millones de dólares correspondientes al primer trimestre de 2004. Este descenso del 25% coincide con un aumento del 19% de las exportaciones chinas de textiles y prendas de vestir en ese mismo período. Al mismo tiempo, muchas empresas asiáticas que habían invertido en África para sacar provecho de la AGOA parecen estar retirándose."

Uno de los ejemplos que más se destacan es el de Lesoto, pequeño país situado dentro de Sudáfrica y cuyo sector manufacturero depende casi enteramente de los textiles y prendas de vestir, que representan el 90% de las exportaciones del país. A finales de 2004, seis de las cincuenta fábricas de prendas de vestir de Lesotho cerraron sus puertas y se despidió a más de 6.600 trabajadores del sector de la confección sin pagarles indemnización.

Daniel Maraisane, secretario general del sindicato Lesotho Clothing and Allied Workers Union (LECAWU) es pesimista con respecto al futuro: "Todos o casi todos nuestros inversores extranjeros provienen de Asia, mayoritariamente de Taiwán y China. Actualmente afirman que les resulta más fácil y más barato producir en China y en la India. Están entonces volviéndose a casa para aprovechar las ventajas de esos países. El pequeño Lesotho directamente no tiene medios para hacer frente a tales gigantes. Antes de que finalizara el ATV, en las fábricas había entre 54.000 y 55.000 trabajadores y trabajadoras. Este sector es el principal empleador nacional después de la administración pública pero si esto continúa así, tememos que el desempleo, que ya asciende al 40%, llegue a ser de 70%."

Estas pérdidas de empleo no solamente constituyen un drama económico para las familias en cuestión sino que también presagian la muerte prematura de numerosos trabajadores, ya que por lo menos la tercera parte de los empleados de este sector son seropositivos.

En Nigeria, la OIT informa que "sólo 50 de las 150 fábricas que existían en 1999 siguen funcionando, y únicamente 10 de ellas parecen estar en una situación estable. Ya se han perdido unos 100.000 empleos desde entonces, y las 40 fábricas que en la actualidad atraviesan por momentos difíciles pronto podrían verse obligadas a cerrar. Desde el inicio de 2005, otros 8500 trabajadores han perdido sus puestos de trabajo como resultado del cierre de tres importantes fábricas."

En Kenia, se estima que 10.000 asalariados perdieron sus puestos de trabajo en la industria textil y que nueve fábricas cerraron, entre otras cosas debido a su incapacidad de hacer frente a la competencia asiática. Las exportaciones de Keni hacia los Estados Unidos disminuyeron un 13% entre enero y marzo de 2005 con respecto al mismo período de 2004. Muchos otros empleos desaparecen también en actividades vinculadas con el sector de los textiles y el vestido, como la producción del algodón.

Hay preocupación también en Madagascar, donde las empresas del sector de los textiles y el vestido representan el 70% del total de las empresas de las zonas francas y el 92% de los 100.000 empleos: en 2004 desaparecieron en ese sector 5.000 empleos a raíz de cierres de fábricas, anticipándose a la finalización de los cupos, y algunos empresarios locales estiman que hasta 20.000 trabajadores y trabajadoras podrían perder sus empleos antes de que finalice 2005. Al comenzar 2005, tuvieron lugar en Madagascar 8.000 despidos.

En Marruecos, el sector del textil y del vestido emplea actualmente a unas 200.000 personas. Durante los cuatro primeros meses de 2005, las exportaciones de ese sector disminuyeron un 16%. Las fuentes marroquíes de información dan datos distintos sobre la cantidad de empleos que se perdieron en ese sector pero las estimaciones van desde algunos miles hasta 95.000 empleos perdidos. En su informe preparatorio de la reunión tripartita que se llevó a cabo en Ginebra del 24 al 26 de octubre, la OIT menciona que se calcula que, a falta de medidas correctoras, se perderán en Marruecos entre 20.000 y 50.000 puestos de trabajo en 2005.

Marruecos, al igual que Túnez, espera principalmente que alianzas estratégicas euromediterráneas le permitan conservar su sector de los textiles y el vestido. Según la OIT, "en Túnez, la industria de los textiles y el vestido, que genera el 47% de las exportaciones del país y emplea a 250.000 trabajadores en 2.000 empresas, se está viendo sometida a una presión creciente tras la supresión de los contingentes. Aunque todavía no se han publicado cifras oficiales, el comienzo de 2005 estuvo marcado por un descenso de los pedidos en las categorías de productos más sensibles que estaban siendo investigadas por la Unión Europea", subraya la OIT.

Se señalan también pérdidas de empleo en otros lugares, principalmente en Malawi, Suazilandia y Sudáfrica, mientras que en el caso de la República de Mauricio, las exportaciones de textiles y prendas de vestir disminuyeron un 13% en 2004, lo que no augura nada bueno para los 68.000 trabajadores de ese sector.

(…)


(*) Con Laurent Duvillier para Filipinas, Jacky Delorme para Bulgaria y David Brown para Kenia y Lesoto.



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