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La insignia
16 de diciembre del 2005


Escritores peruanos andinos y pitucos
en la Feria del Libro de Guadalajara


Paolo de Lima
La Insignia. Perú, diciembre del 2005.


El pasado jueves 08, el periodista César Hildebrandt entrevistó en su sintonizado programa de televisión en Lima a Jaime Bayly, quien dio una particular visión de la Feria del Libro de Guadalajara, en la que escritores andinos y criollos supuestamente se evitaban hasta en los ascensores: "Yo, la verdad, esto lo veo con mucho humor porque entre ellos mismos se pelean mucho. Ahora lo vi en la Feria de Guadalajara. Era graciosísimo. Yo no estaba en el hotel en que ellos estaban alojados, por suerte. Ya esa era una razón por la que me odiaban, porque yo estaba en un hotel que tenía una estrella más. Entonces había el bando de los andinos y el bando de los costeños o de los pitucos. Creo que ni los andinos son tan andinos ni los pitucos son tan pitucos. Y se parecen entre ellos mucho más de lo que sospechan. Entonces se evitan, uno sube a un ascensor, el otro sube al otro. Se mandan mensajes cifrados, insultos, se jalan el mantel. Da un poco de pena. Cuentan a ver quién llevó más gente. Yo llevé 18, yo llevé 21 a mi acto. Es un esperpento y es un reflejo un poco de lo que somos".

Sin embargo, para nuestra sorpresa, Dante Castro, quien asistió también a dicha Feria, contradice abiertamente el testimonio: "Bayly jamás vio una escena así en Guadalajara. Simplemente se la imaginó, pues a la FIL no asistió ningún andino invitado (excepto que alguien considere a Edgardo Rivera Martínez, Oswaldo Reynoso o Miguel Gutiérrez como tales). Los "polémicos" que asistimos, lo hicimos por nuestra cuenta. Al revés de su versión, entre andinos y pitucos hubo cortesía, sabia discreción y hasta intercambio de obras. Pregúntenle a Alonso Cueto o a Jorge Eduardo Benavides acerca de esto y les dirá lo mismo que digo. No hubo tirantez, ni negativas de saludos, ni cambio de ascensores u otra estupidez. Hubo cortesía entre seres civilizados sin transigir respecto a nuestras discrepancias. Los papelones se los imaginó aquel que no tiene imaginación para hacer buena literatura. Y si en algo nos parecemos, es en que somos escritores. Jaime Bayly no lo es...".

Por su parte, Iván Thays, otro de los asistentes a Guadalajara (dentro de la delegación oficial), nos expresó también que en la FIL "la cortesía fue lo que primó en todo, por ejemplo vi cuando Oswaldo Reynoso abrazó a Alonso Cueto, lo felicitó por el premio y le dijo que las discusiones eran literarias y no personales, como debe ser".

Si las declaraciones de Bayly dieron a entender que en Guadalajara se había dado algo similar al ya famoso Encuentro de Narradores de Madrid (allí está la amplia y sostenida polémica que se dio a raíz del mismo), lo expresado por Castro y Thays nos está diciendo más bien que no ha sido, ni remotamente, parecido.



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