Mapa del sitio Portada Redacción Colabora Enlaces Buscador Correo
La insignia
8 de octubre del 2004


Jornada segunda, parte VI

La vida es sueño


Pedro Calderón de la Barca


Clotaldo:
Dadme ahora el retrato vos
que os pedí: que au[n]que no piense
veros ni hablaros jamás,
no quiero, no, que se quede
en vuestro poder, siquiera
porque yo tan neciamente
lo he pedido.

Astolfo: (Aparte) (¿Cómo puedo
salir de lance tan fuerte?)
Aunque quiera, hermosa Estrella
servirte y obedecerte,
no podré darte el retrato
que me pides, porque...

Clotaldo:
Eres
villano y grosero amante.
No quiero que me le entregues;
porque yo tampoco quiero,
de que yo te le he pedido,
con tomarle, que me acuerdes.

(Vase)

Astolfo:
¡Oye, escucha, mira, advierte!
¡Válgate Dios por Rosaura!
¿Dónde, cómo o de qué suerte
hoy a Polonia has venido
a perderme y a perderte?

(Vase)


(Descúbrese Segismundo como al principio, con pieles y cadena,
durmiendo en el suelo. Salen Clotaldo, Clarín y los dos criados)

Clotaldo:
Aquí le habéis de dejar,
pues hoy su soberbia acaba
donde empezó.

Criado 1:
Como estaba,
la cadena vuelvo a atar.

Clarín:
No acabes de despertar,
Segismundo, para verte
perder, trocada la suerte, siendo tu gloria fingida
una sombra de la vida
y una llama de la muerte.

Clotaldo:
A quien sabe discurrir
así, es bien que se prevenga
una estancia donde tenga
harto lugar de argüir.
Éste es el que habéis de asir
y en ese cuarto encerrar.

Clarín:
¿Por qué a mí?

Clotaldo:
Porque ha de estar
guardado en prisión tan grave
Clarín que secretos sabe,
donde no pueda sonar.

Clarín:
¿Yo, por dicha, solicito
dar muerte a mi padre? No.
¿Arrojé del balcón yo
al Ícaro de poquito?
¿Yo muero ni resucito?
¿Yo sueño o duermo? ¿A qué fin
me encierran?

Clotaldo:
Eres Clarín.

Clarín:
Pues ya digo que seré
corneta, y que callaré,
que es instrumento rüin.

(Llévanle)

(Sale el Rey Basilio rebozado)

Basilio:
¿Clotaldo?

Clotaldo:
Señor, ¿así
viene Vuestra Majestad?

Basilio:
La necia curiosidad
de ver lo que pasa aquí
a Segismundo, ¡ay de mí!,
deste modo me ha traído.

Clotaldo:
Mírale allí reducido
a su miserable estado.

Basilio:
¡Ay, príncipe desdichado,
y en triste punto nacido!
Llega a despertarle, ya
que fuerza y vigor perdió
esos lotos que bebió.

Clotaldo:
Inquieto, señor, está
y hablando.

Basilio:
¿Qué soñará
agora? Escuchemos pues.

Segismundo: (En sueños)
Piadoso príncipe es
el que castiga tiranos.
Muera Clotaldo a mis manos,
bese mi padre mis pies.

Clotaldo:
Con la muerte me amenaza.

Basilio:
A mí con rigor y afrenta.

Clotaldo: Quitarme la vida intenta.

Basilio:
Rendirme a sus plantas traza.

Segismundo: (En sueños)
Salga a la anchurosa plaza
del gran teatro del mundo
este valor sin segundo:
porque mi venganza cuadre,
vean triunfar de su padre
al príncipe Segismundo.
(Despierta)
Mas ¡ay de mí!, ¿dónde estoy?

Basilio: (A Clotaldo)
Pues a mí no me ha de ver.
Ya sabes lo que has de hacer.
(Aparte) Desde allí a escucharte voy.

(Retírase)

Segismundo:
¿Soy yo por ventura? ¿Soy
el que preso y aherrojado
llego a verme en tal estado?
¿No sois mi sepulcro vos,
torre? Sí. ¡Válgame Dios,
qué de cosas he soñado!

Clotaldo: (Aparte)
A mí me toca llegar
a hacer la deshecha ahora.
¿Es ya de despertar hora?

Segismundo:
Sí, hora es ya de despertar.

Clotaldo:
¿Todo el día te has de estar
durmiendo? ¿Desde que yo
al águila que voló
con tarda vista seguí,
y te quedaste tú aquí,
nunca has despertado?

Segismundo:
No,
ni aun agora he despertado;
que según, Clotaldo, entiendo,
todavía estoy durmiendo,
y no estoy muy engañado.
Porque si ha sido soñado
lo que vi palpable y cierto,
lo que veo será incierto;
y no es mucho que rendido,
pues veo estando dormido
que sueñe estando despierto.

Clotaldo:
Lo que soñaste me di.

Segismundo:
Supuesto que sueño fue,
no diré lo que soñé;
lo que vi, Clotaldo, sí.
Yo desperté, y yo me vi
(¡qué crueldad tan lisonjera!)
en un lecho que pudiera,
con matices y colores,
ser el catre de las flores
que tejió la primavera.
Aquí mil nobles rendidos
a mis pies nombre me dieron
de su príncipe, y sirvieron
galas, joyas y vestidos.
La calma de mis sentidos
tú trocaste en alegría,
diciendo la dicha mía;
que, aunque estoy desta manera,
príncipe en Polonia era.

Clotaldo:
Buenas albricias tendría.

Segismundo:
No muy buenas; por traidor,
con pecho atrevido y fuerte,
dos veces te daba muerte.

Clotaldo:
¿Para mí tanto rigor?

Segismundo:
De todos era señor,
y de todos me vengaba.
Sólo a una mujer amaba
que fue verdad, creo yo,
en que todo se acabó,
y esto solo no se acaba.

(Vase el Rey)

Clotaldo: (Aparte)
(Enternecido se ha ido el Rey
de haberle escuchado)
Como habíamos hablado
de aquella águila, dormido,
tu sueño imperios han sido;
mas en sueños fuera bien
entonces honrar a quien
te crió en tantos empeños
Segismundo; que aun en sueños
no se pierde el hacer bien.

(Vase)

Segismundo:
Es verdad; pues reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición
por si alguna vez soñamos.
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive sueña
lo que es hasta despertar.
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte (¡desdicha fuerte!);
¡que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte!
Sueña el rico en su riqueza
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende;
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.



Portada | Iberoamérica | Internacional | Derechos Humanos | Cultura | Ecología | Economía | Sociedad Ciencia y tecnología | Diálogos | Especiales | Álbum | Cartas | Directorio | Redacción | Proyecto