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La insignia
26 de julio del 2004


La aventura de leer


Ana Muñoz
CCS. España, julio del 2004.


"La cultura da lugar a cambios de actitud en las personas necesarios para garantizar la paz y el desarrollo de los pueblos", explicaba Federico Mayor Zaragoza en uno de los informes mundiales sobre la Cultura. En el mundo, son hoy más de 880 millones de analfabetos. La mayoría viven en países empobrecidos del Sur. Los países miembros de la OCDE consiguen casi el 100% en las tasas de alfabetismo y escolarización.

Los países de América del Sur han hecho grandes esfuerzos en cuestiones de educación con campañas para alfabetizar a la población. No obstante, aún existen 43 millones de analfabetos en la zona. Este número, todavía demasiado alto, corresponde a los mayores de 24 años, las comunidades indígenas y los núcleos marginales urbanos y rurales, lo que pone de manifiesto las desigualdades en el acceso a la educación y las oportunidades de desarrollo personal.

A todo ello hay que añadir la falta de interés por la lectura. Son muchos los que se lamentan que "cada día se lee menos". A los libros les han salido competidores: videojuegos, computadores, televisión... Sin embargo, no es simple percepción. En Uruguay, por ejemplo, el 65% de la población dijo no haber leído ningún libro en el último año, según un estudio realizado por la Cámara del libro de este país. Las cifras hablan por sí solas.

En América Latina se editaron el año pasado cerca de 50.500 títulos frente a los más de 63.000 que se editaron en España. La gente no lee y la producción es casi en su totalidad extranjera, en su mayoría española. La consecuencia es que en el 60% de esta región no hay librerías. En México, con una población de más de 100 millones de habitantes, hay menos de 400 establecimientos. "En tan sólo siete años han desaparecido 100 librerías en nuestro país", explica uno de los editores mejicanos más importantes, Porfirio Romo.

Los gobiernos latinoamericanos se han puesto a trabajar para incentivar la lectura entre sus ciudadanos. Así, el 2005, se celebrará el Año Iberoamericano de la Lectura, con un ambicioso plan de fomento de la lectura entre niños, jóvenes y adultos, conocido como 'Ilimita'. Se trata de un compromiso a largo plazo entre administraciones, sociedades y editoriales, pues sus actividades no sólo se limitan al año 2005. La lectura y la escritura son instrumentos de inclusión social y de desarrollo de las comunidades, por lo tanto un elemento fundamental para el avance de estos países.

El plan cuenta con diez líneas de actuación: convertir y fomentar la lectura y la escritura en un tema de política pública; realizar acciones orientadas a crear conciencia del valor social de la lectura y la escritura; fortalecer y desarrollar las bibliotecas públicas y escolares; fomentar la lectura en los centros docentes; renovar la pedagogía de la lectura; conquistar nuevos espacios para la lectura; mejorar el acceso a los libros, como el fomento de ediciones de bajo coste; vincular al sector privado con campañas publicitarias institucionales o estrategias de promoción de la lectura; fortalecer la cadena de creación, producción y comercialización de los libros; y desarrollar y divulgar las investigaciones e iniciativas relacionadas con la lectura y la escritura.

Esta iniciativa trata de incorporar la lectura en la vida de los ciudadanos. Hacer de los libros productos atractivos a precios razonables para que el acceso sea sencillo. A pesar de que los precios han disminuido bastante gracias a que los costes de producción son hoy más bajos, el libro sigue siendo un bien escaso en amplias zonas de Latinoamérica. Ésta es la experiencia de organizaciones que, como Solidarios para el Desarrollo, llevan a cabo proyectos educativos en América del Sur y Centroamérica.

Desde 1998 esta ONG ha enviado más de 400.000 libros de literatura universal, juvenil e infantil y de divulgación a centros escolares y de enseñanza superior para la creación de bibliotecas.

La lectura es una herramienta importante para la instrucción y la consecución de conocimientos. Los gobiernos a través de los sistemas educativos y de actividades que fomenten la lectura tienen un amplio camino que recorrer, sin embargo, no hay que olvidar que el primer espacio de adquisición de valores es el hogar. Así, la tarea comienza en casa. Los padres tienen que leer cuentos a sus hijos e involucrarles en la aventura de la leer.



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