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La insignia
27 de diciembre del 2004


Un terrible e impenitente clavador de clavos


Ramón Gómez de la Serna
Fragmento de Automoribundia


Tengo que confesarlo porque va llegando en mi vida la hora de las grandes confesiones. Soy un terrible e impenitente clavador de clavos.

Los clavos me apasionan y tengo siempre una gran caja con compartimientos llena de clavos de todas clases y tamaños.

Hasta que el recién mudado no clava sus primeros clavos los carros de mudanza podrían venir otra vez por él y llevarle con rumbo desconocido a él y sus muebles.

La autoridad del dueño de su guarida consiste en clavar los clavos sin consultar y no escatimar su uso ni su abuso.

A lo más preguntar a la mujer si el cuadro está demasiado bajo o demasiado alto y como última indicación si está torcido o derecho.

Yo he sido un clavador de clavos interminable y como no sólo he colgado cuadros de las paredes, sino que he clavado estampas en innumerable superposición, conozco bien las leyes de la clavazón y puedo resumirlas en un decálogo que sirva de advertencia al buen clavador:

1. No penséis en los vecinos cuando claváis un clavo porque lo clavaréis torcido.
2. No calculéis el daño que os harías en los nudillos si se os escapa el martillo porque os daréis el martillazo.
3. No tengáis clavos en la mano izquierda mientras clavéis un clavo con la derecha porque os los clavaréis.
4. Contad con que la fuerza del martillo viene de atrás y no de frente a vosotros. La inteligencia del martillo es occipital.
5. Saber bien a qué se destina cada clavo, si para una percha, para un cuadro, para una jaula, para una librería.
6. Si alguien os ayuda, procurar que sea él el que reciba los golpes perdidos.
7. No olvidéis el martillo en lo alto de la escalera porque recibiréis el más tremendo capón de la Providencia cuando se os caiga encima.
8. Subid siempre a lo alto con el clavo que vais a clavar, con el martillo y con varios clavos de repuesto en el bolsillo para no estar subiendo y bajando, pues por cada clavo que logréis clavar se os escaparán cuatro o cinco.
9. Hay que ser implacable con el clavo, con la pared y con el martillo.
10. Clavo torcido clavo nocivo, inseguro y con remordimientos de conciencia.



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