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10 de diciembre del 2004


Chile

Justicia para Víctor Jara


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Chile: 1973-2003
Gustavo González
IPS, diciembre del 2004.


Santiago de Chile.- Transcurridos ya más de 31 años del asesinato en Chile del cantautor Víctor Jara, este jueves comenzó a abrirse paso la justicia cuando un juez procesó a un coronel retirado del Ejército como autor del crimen.

El juez Juan Carlos Urrutia, titular del Quinto Juzgado del Crimen de Santiago, dictó el procesamiento del teniente coronel Mario Manríquez Bravo, quien fue jefe del campo de prisioneros en que se convirtió el Estadio Chile de esta capital luego del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

En ese coliseo deportivo techado, rebautizado el año 2003 como Estadio Víctor Jara, fue asesinado el cantautor mediante disparos de armas automáticas el 16 de septiembre de 1973, luego de tres días de arresto en que fue "brutalmente golpeado y torturado", según la resolución judicial.

"Hoy es un día feliz para la cultura nacional", dijo el abogado acusador Nelson Caucoto al comentar la decisión del magistrado. "Víctor Jara sigue siendo un ícono irremplazable en la historia artística de Chile", agregó el representante de Joan Jara, la coreógrafa británica viuda del cantautor.

Víctor Jara, asesinado pocos días antes de cumplir 41 años, fue una de las víctimas más emblemáticas de la represión desatada a partir del golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional del socialista Salvador Allende.

Numerosos testimonios dieron cuenta de que el artista, antes de ser acribillado, sufrió atroces torturas, que incluyeron la fractura de sus dedos "para que nunca más tocara la guitarra", mientras él se empeñaba en cantar "Venceremos", el himno de la Unidad Popular, la coalición izquierdista que gobernó con Allende.

La dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) negó sistemáticamente el asesinato y los tribunales castrenses se desentendieron de investigar, invocando la ley de amnistía de marzo de 1978 que cubrió los crímenes contra los derechos humanos cometidos desde el golpe de Estado hasta esa fecha.

Sucesivas reformas legales puestas en práctica desde la restauración de la democracia en marzo de 1990 permitieron sustraer de los tribunales militares numerosas causas de derechos humanos, que eran remitidas a esa jurisdicción por el solo hecho de que los inculpados fueran uniformados, sin importar la condición civil de las víctimas.

El fallo emitido este jueves por el juez Urrutia es resultado también del lento proceso por el cual el Poder Judicial comenzó a mediados de los años 90 a alinearse con la tesis de que la amnistía de 1978 no es aplicable mientras no concluya la investigación judicial del caso y se dicte la respectiva sentencia.

El señalamiento de que Jara fue torturado mientras permaneció prisionero remite igualmente al informe de la Comisión sobre Prisión Política y Tortura, difundido por el presidente Lagos el 28 de noviembre, donde se consigna que unos 28.000 presos políticos fueron objeto de tormentos durante la dictadura de Pinochet.

El juez Urrutia señaló que de su interrogatorio al coronel Manríquez se desprendieron "fundadas presunciones" de su condición de autor del asesinato. "Era el oficial de mayor graduación que había en ese momento (en el Estadio Chile), por todo lo cual facilitó los medios con que se cometió el homicidio de Víctor Jara, o al menos lo presenció sin tomar parte inmediata en él", señala la resolución judicial.

El magistrado indicó que al cantautor se le dio muerte en el recinto deportivo "mediante múltiples disparos realizados presumiblemente con armas automáticas" y que su cadáver, junto a los de otros asesinados, permaneció un tiempo en el "foyer o hall de acceso" del Estadio Chile.

"Posteriormente, su cadáver fue sacado del Estadio Chile y arrojado con los cuerpos de otras cinco personas en las inmediaciones del Cementerio Metropolitano (en la periferia sur de Santiago) cerca de la línea férrea", indica el dictamen de Urrutia.

El magistrado precisó que entre los cinco cadáveres estaba también el de Littré Quiroga, un alto dirigente socialista que encabezaba la Empresa de Ferrocarriles del Estado al momento del golpe.

Caucoto elogió el desempeño del magistrado, como una muestra de los avances posibles en causas de derechos humanos "cuando existen jueces con dedicación exclusiva que actúan de manera profesional y acuciosa".

Víctor Jara, al igual que la mayoría de los prisioneros del Estadio Chile, fue detenido el mismo día del golpe por tropas que ocuparon la Universidad Técnica del Estado (actual Universidad de Santiago de Chile), donde el artista trabajaba en labores de difusión cultural.

Fuentes de la Fundación Víctor Jara, que preside su viuda -cuyo nombre de soltera es Joan Turner- señalaron a IPS que el nombre del jefe del campo de prisioneros del Estadio Chile se mantuvo en secreto durante 31 años.

El abogado Caucoto presentó en agosto un escrito al juez Urrutia solicitándole que interrogara a Pinochet y a otros tres generales del Ejército en 1973 --Sergio Arellano Stark, Herman Brady y Ernesto Baeza-- para obtener el nombre del militar, quien finalmente resultó ser el coronel Manríquez.

Jara es conocido mundialmente como uno de los mayores exponentes del movimiento de la Nueva Canción Chile, que se comenzó a gestar en los años 60 a través de la cantautora Violeta Parra, que se suicidó en 1967, y de la cual fue discípulo. En su trayectoria musical trabajó estrechamente con los grupos Quilapayún e Inti-Illimani, ambos vinculados con el Partido Comunista de Chile, al igual que el cantautor.

Víctor Jara nació el 28 de septiembre de 1932 en una familia campesina en la localidad de Lonquén, cercana a Santiago. Sus padres fueron Manuel, un inquilino (campesino que trabaja al servicio de un hacendado a cambio de vivienda y de un predio para explotar por su cuenta), y Amanda, una cantora popular que le inspiró "Te recuerdo Amanda" una de sus canciones más conocidas mundialmente.

Su proyección como cantautor opacó en alguna medida su faceta de hombre de teatro, disciplina en la cual se inició en 1963 como asistente de dirección del uruguayo Atahualpa del Cioppo en el montaje de "El círculo de tiza caucasiano" de Bertolt Brecht.

En su libro "Víctor Jara, un canto truncado", publicado en 2001, su viuda recogió una de las tantas versiones del último poema que habría escrito el cantautor durante su prisión en el Estadio Chile.

Allí describía las torturas sufridas por él y sus compañeros, y dejaba también un homenaje a Allende y un llamado de esperanza en los siguientes versos: "¿Cuántos somos en toda la patria?/ La sangre del compañero presidente/ golpea más fuerte que bombas y metrallas/ Así golpeará nuestro puño nuevamente".



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