Colabora Portada Directorio Buscador Redacción Correo
La insignia
15 de septiembre del 2003


Chile, 1973-2003

Recoger la memoria


__Especial__
Chile: 1973-2003
Iván Valdés Gutiérrez
El Siglo / La Insignia. Chile, septiembre del 2003.



Mujeres, jóvenes, grupos culturales e infantiles, de vecinos, de música, pobladores organizados para recuperar espacios y esperanzas, para recuperar historia y cultura, para seguir pensando y luchando por un Chile mejor.


En La Estrella con La Espuela -bien adentro en Pudahuel- está la Plaza Víctor Jara. Pequeña, pobre, un tanto escondida, pero deliciosamente construida. Su historia es memorable; se inicia en plena dictadura. Corre el año 87 cuando en medio de las protestas, los pobladores del sector hacen suyo el peladero que había en el lugar y lo bautizan como Plaza Víctor Jara, con lo que empiezan a trabajar poniendo algunas bancas y arbolitos.

Poco después la dictadura intentó recuperar esta suerte de "territorio liberado", poniendo una caseta de Cema-Chile. Caseta que terminó convertida en una pira en medio de una protesta. Este espacio siguió siendo la Plaza Víctor Jara para la comunidad, un nombre no reconocido por las autoridades. En 1994 una veintena de organizaciones sociales del sector se coordinaron para mejorar la plaza y pelear para oficializar el nombre. Se hicieron jornadas de muralismo, Festivales Víctor Jara, actividades infantiles, hasta que finalmente el Consejo Municipal en forma unánime resolvió ratificar el nombre histórico de la plaza. Los pobladores habían ganado una importante batalla y ese día se hizo un multitudinario acto con más de 5 mil personas para celebrar el corte de cinta de la plaza, hecho por el alcalde, un acto -organizado por la misma gente- en el que estuvieron artistas como Patricio Bunster y Sol y Lluvia.

La municipalidad se comprometió a mejorar ese espacio, una promesa que nunca se cumplió. Esto motivó que la gente se volviera a articular y múltiples organizaciones crearon el Comité Pro Remodelación de la plaza, que posteriormente pasó a llamarse Comité de Amigos, que durante dos años y a punta de trabajo voluntario fue mejorando el lugar en función de convertirlo en un punto de encuentro cultural para la comunidad. Los pobladores trabajaron con diversos artistas para intervenir con su propia estética el lugar y hoy hay murales trabajados junto al "Mono" González, histórico muralista de la BRP, y el escenario escultura en recuerdo de Víctor Jara que se trabajó junto al escultor Lautaro Labé.

Hoy hablamos con el coordinador de este grupo y trabajador social, Roberto Guerra.

-¿Qué representa para ti la UP?

"La UP representa la experiencia más rica, más intensa, que ha tenido el movimiento popular chileno en su historia. Nunca antes la cultura tuvo tanta presencia, masividad, llegó a tantos sectores, nunca antes un gobierno había interpretado con tanta fuerza las aspiraciones populares y nunca, por cierto, un gobierno había despertado tanta aversión de los poderosos, de la oligarquía y el imperialismo. Todo esto lleva a que el Gobierno Popular haya trascendido a estos niveles y que sea un proyecto que a uno le queda la impresión que hubiera sido maravilloso si hubiese tenido la oportunidad de desplegarse plenamente".

-Muchos dirigentes de ese proceso dicen que fue un error.

"Hoy estamos presenciando un espectáculo bien penoso. Hay una cantidad de personajes que tiempo atrás llamaban a incendiar los cielos, llamaban a construir poder popular y hoy los vemos desde las empresas, desde el Estado, desde posiciones muy de derecha, diciendo que todos tenemos responsabilidad, diciendo que ese mismo gobierno por el que trabajaron era inviable. Siento que es renuncia ideológica, siento que hay acomodo, siento que hay una adopción de los antivalores del sistema, lo que permite hoy tener buenas pegas, tener puestos cómodos, muy lejos de la construcción de un proyecto para las grandes mayorías".

-¿Qué piensas del golpe?

"La mayoría de los que estamos acá somos jóvenes, jóvenes que nacimos después del golpe y yo diría que estamos profundamente marcados, marcados por imágenes, por testimonios, por gestos… Yo en lo personal y muchos de los que estamos aquí sentimos muy profundamente la figura de Allende, la figura de Víctor Jara. Son tremendos íconos, tremendos personajes que nos han orientado, creo que son tremendos testimonios de principios, de consecuencia, valores que hoy aparecen tan desdibujados.

Encontrarse con estos monstruos que te dan ejemplo de dignidad, que hacen las cosas que dicen que van a hacer, que en el momento que tienen que estar están, para mí ha sido muy significativo. En éstos días da mucha pena ver en las calles afiches de Allende, del Víctor, pero a la vez da mucha alegría el sentirlos vivos, al lado de nosotros. Y yo creo que si de algo sirven esos ejemplos es que podemos quedarnos con ellos y el desafío es incorporarlos, recoger esos ejemplos, acercarse a lo que hicieron y recuperar ese trozo de historia que es nuestro. Esas historias, esas experiencias, son nuestro patrimonio, son nuestras principales armas".

-Desde este proceso de recordar que ustedes hacen, no sólo de mirar para atrás, sino de hacer historia mirando al futuro, ¿cómo miran ese período, como lo retoman?

"La disputa hoy está planteada en el marco de la lucha de las ideas. Hay una disputa por la hegemonía cultural, obviamente que hay una disputa desde el plano ideológico y en este marco la memoria aparece como una tremenda herramienta que hay que entender no sólo como rememoranza del pasado. Yo soy partidario de reconocer la memoria como un recurso para el presente, para trabajar hoy. Es decir, esto es lo que hemos sido, esto es lo que recogemos -críticamente por cierto-, esto es lo que somos y de aquí para adelante, recogiendo lo que hemos sido, construimos algo distinto. Tratamos de recoger los símbolos de ese tiempo, la música, la estética, los principios, los temas articuladores como por ejemplo la solidaridad. Son justamente los jóvenes, los creadores, los que tienen un tremendo desafío de cómo articular un discurso de izquierda que se aleje del romanticismo que a veces está un poquito cargado de pesadez y sea capaz de buscar los códigos que sean capaces de llegar a la gente que no se reconoce en esto, la gente que está siendo territorio en disputa de estas ideas.

Estos llamados del 'nunca más' que pretenden que asumamos como propios, son llamados desmovilizadores, son llamados a admitir que los proyectos populares están condenados al fracaso. Quizás aquí surge otro tema de discusión: que todos estos megarrelatos tienen que construirse también desde la base social y si algo hay que aprender de la UP es justamente recuperar ese tremendo movimiento de masas desde las juntas de vecinos, desde el centro de madres, desde el centro juvenil, que van articulando tejido social y construyendo proyecto desde los pequeños espacios, desde los territorios, como es el caso nuestro, que si bien es un espacio físico bien pequeñito es simbólicamente muy potente y si somos capaces de producir cientos de pequeñas experiencias como ésta la cosa puede ir cambiando".



Portada | Iberoamérica | Internacional | Derechos Humanos | Cultura | Ecología | Economía | Sociedad Ciencia y tecnología | Diálogos | Especiales | Álbum | Cartas | Directorio | Redacción | Proyecto