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La insignia
6 de septiembre del 2003


Chile 1973-2003

Con Allende en el corazón


__Especial__
Chile: 1973-2003
Gustavo González
Brecha. Uruguay, septiembre del 2003.


Artistas de todo el mundo, convocados bajo el lema "El sueño existe", rendirán homenaje a Allende en una maratón artística este viernes y sábado en el Estadio Nacional.

Los partidos de izquierda realizarán actos frente a La Moneda el jueves 11, donde un día antes se descubrirá una placa en el lugar donde el líder de la Unidad Popular se quitó la vida, y se reabrirá la puerta de Morandé 80, tradicional ingreso al despacho de los presidentes chilenos, símbolo del constitucionalismo clausurado por la dictadura.

Pero el mismo jueves 11 por la noche los "pobladores" (habitantes de los barrios populares) volverán a encender velas en las calles en recuerdo de las 3 mil víctimas de crímenes contra los derechos humanos del régimen de Augusto Pinochet. Como viene ocurriendo desde comienzos de los ochenta, grupos más radicalizados volverán a levantar barricadas y a encender fogatas. Se repetirán así enfrentamientos con la policía, que en otros años han dejado saldos de muertos, heridos y centenares de arrestados.

Los ánimos podrían seguir caldeados hasta el domingo 14, día previsto para la romería hasta el Memorial del Cementerio General que habitualmente se realizaba el día 11. Gonzalo Cornejo, el derechista alcalde del municipio santiaguino de Recoleta, donde está emplazado el cementerio, dispuso el cierre de algunos de sus accesos con el propósito de impedir que se repitan los también habituales incidentes en el lugar, en una medida que con toda seguridad tendrá el efecto contrario.

Chile se viste también de reflexión y debate a 30 años del cruento 11 de setiembre de 1973. Como nunca antes, se organizan coloquios, seminarios, mesas redondas y encuentros vinculados a esta fecha. Los mil días de la Unidad Popular, la figura de Salvador Allende, los derechos humanos, el papel de los militares, el Chile heredado de la dictadura, son parte de un abundante temario en que todos los sectores hacen algún "ajuste de cuentas" con el pasado y al mismo tiempo defienden su vigencia a futuro.

En el trasfondo, queda como un oscuro protagonista un pinochetismo que, al igual que su líder, aparece replegado en sus cuarteles de invierno pero con afanes evidentes de volver a incidir en la política chilena, aunque los dos principales partidos de derecha (la Unión Demócrata Independiente, udi, y Renovación Nacional, rn) le den la espalda. El resentimiento de la vieja guardia dictatorial alcanza incluso al Ejército, que bajo el mando del general Luis Emilio Cheyre busca reencauzarse por el constitucionalismo y alejarse de los crímenes represivos.

Mientras la udi y rn se abstendrán de cualquier acto público, la Fundación Presidente Augusto Pinochet Ugarte convocó a una masiva cena para el jueves 11 en el exclusivo centro de eventos Casa Piedra, donde podría hacer aparición el ex dictador de 88 años, que en julio de 2001 se libró de ser enjuiciado por los asesinatos y secuestros de la "caravana de la muerte" gracias a un discutible fallo de la Corte Suprema, fundamentado en su supuesta demencia senil.

En una suerte de ensayo previo, el 27 de agosto 1.600 comensales se reunieron en el mismo lugar en una reunión de homenaje al abogado y ex diputado Hermógenes Pérez de Arce, defensor inclaudicable de la dictadura de Pinochet en estos 30 años a través de una columna semanal en el diario El Mercurio.

Los líderes de la udi y rn se restaron también a ese encuentro, que convocó en cambio a la flor y nata del empresariado chileno. Allí estuvieron las cabezas de los grupos económicos que se gestaron y enriquecieron gracias a las privatizaciones durante la dictadura y que dieron sustento intelectual y material al neoliberalismo. Ellos y los dirigentes políticos de la derecha son los únicos que en Chile no han reconocido responsabilidad en las violaciones de los derechos humanos de la dictadura, después de los "mea culpa" de los militares.

Mientras la reivindicación de Pinochet se muestra en estos días como un ejercicio obsecuente y nostálgico, la figura de Salvador Allende cobra renovadas dimensiones, en un escenario no exento de polémica. La Democracia Cristiana (dc), partido mayoritario, aunque en decadencia, de la gobernante Concertación por la Democracia, objetó los actos oficiales que el presidente Ricardo Lagos programó para los días 10 y 11 en La Moneda. La dc sacudió sus archivos para recordar que combatió al gobierno de la Unidad Popular haciendo oposición con la derecha desde el Parlamento, aunque matizó su apoyo al golpe y su coparticipación en la primera etapa del régimen de Pinochet, hasta que el dictador ilegalizó o declaró en receso a todos los partidos.

El democristiano Patricio Aylwin, primer presidente tras el restablecimiento de la democracia, provocó algún alboroto en las filas de su partido cuando en una entrevista apuntó que su cercanía en 1973 con el ex presidente Eduardo Frei Montalva (1964-70) lo dejó marcado para la historia como "golpista".

Al final, las desavenencias en la coalición gobernante en torno a los homenajes se resolvieron con un acuerdo de caballeros que consistirá en rendir tributo a la memoria de Allende como ex mandatario constitucional, pero sin defensas oficiales de lo que fue la experiencia de la Unidad Popular.

El mismo acuerdo se aplicó en la Cámara de diputados el miércoles 3. Este cuerpo legislativo, que preside la diputada socialista Isabel Allende Bussi, hija del fallecido presidente, realizó una sesión especial para recordar al mandatario. Se abstuvieron de asistir los legisladores de derecha, así como dos democristianos del llamado sector "colorín", que se identifica con el actual presidente del partido, el senador Adolfo Zaldívar.

El diputado democratacristiano Rodolfo Seguel, que como dirigente minero encabezó las primeras protestas contra la dictadura hacia comienzos de los años ochenta, dijo a sus aliados de la coalición gobernante que "el pasado nos une, no nos separa". Pero distinta parece ser la visión de Zaldívar, quien viajará a Europa en estos días y no participará en los actos de La Moneda.

El 22 de agosto de 1973 la Cámara de diputados aprobó con los votos de la dc, el Partido Nacional y el entonces llamado Partido de Izquierda Radical una resolución en que acusaba al gobierno de Allende de violar sistemáticamente el orden constitucional. Esta fue la carta de legitimidad para el golpe del 11 de setiembre, aunque Seguel aseguró ahora que nunca existió en su partido el propósito de propiciar con ese acuerdo el derrocamiento de la administración de la Unidad Popular.

Todo indica que este 30 aniversario quedará en la historia como un paso más en busca de una "reconciliación nacional" que para muchos no llegará sino después de otras tres décadas. Por ahora, lo que emerge como signo distintivo de esta fecha es la figura de Allende, que convoca por igual a artistas e intelectuales de renombre así como a los más humildes pobladores de las barriadas chilenas y a jóvenes estudiantes para los cuales el presidente socialista es casi un mito.

Los recitales en el Estadio Nacional cubrirán más de ocho horas en dos jornadas. Allí estarán artistas como Shalil Shankar de India, junto al uruguayo Daniel Viglietti, los cubanos Silvio Rodríguez, Vicente Feliú y Gerardo Alfonso. También los argentinos César Isella y Pedro Aznar. El cantautor-ministro de Brasil Gilberto Gil y Daniela Mercury, además de Julieta Venegas y Salvador Ojeda de México. Junto a ellos, lo mejor de la música chilena, tanto en las nuevas propuestas de rap y hip hop, como en las legendarias agrupaciones del Quilapayún, Sol y Lluvia, Congreso y Los Prisioneros, además de solistas de la talla de Isabel Parra y Patricio Manss.

En la maratón musical estará también el homenaje a Víctor Jara, el cantautor comunista asesinado el 12 de setiembre en el Estadio Nacional de Chile, rebautizado de manera oficial y definitiva en estos días como Estadio Víctor Jara.

El domingo 7, una nueva cita con el arte. Esta vez serán 200 artistas que rendirán homenaje a Allende, Víctor Jara y Pablo Neruda, convocados en la explanada del Museo de Bellas Artes, en el Parque Forestal, por el colectivo Cultura en Movimiento.



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