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La insignia
23 de agosto del 2001


Revista de prensa

«La leyenda negra de Felipe II se creó en el siglo XIX»


Juan J. Gómez
El País. España, 23 de agosto.


Parece que hay personajes históricos que no se pueden salvar de la venganza de los intelectuales de su propio país. Y el caso de la reputación histórica de Felipe II es un ejemplo sobresaliente', aseguró ayer en los cursos de verano de la Universidad Complutense, en El Escorial, el hispanista Henry Kamen, autor de una biografía de Felipe II, que aprovechó su participación para criticar el maltrato que los historiadores han deparado tradicionalmente al hijo de Carlos I.

Resaltó Kamen en su conferencia sobre Felipe II y los españoles la distancia que separa al público nacional, curioso e interesado por la figura del monarca, del trato injusto que le suelen dar los estudiosos. 'He visto en la prensa y en artículos eruditos críticas hechas a Felipe II por ser antiaragonés, anticatalán, cruel, vengativo, asesino, imperialista, fascista y un millón de cosas más. Pero nadie ha podido demostrar estas acusaciones con fuentes documentales', lamentó ayer el profesor, que se confiesa 'amigo de Felipe II'. El hispanista británico (nacido en Birmania en 1936 y residente en España) explicó que 'la leyenda negra' sobre Felipe II se remonta a principios del siglo XIX, cuando el rey fue mitificado por los conservadores y defenestrado, como reacción, por los liberales. Kamen atribuyó la vigencia de uno y otro mito a la escasez de estudios fiables sobre el rey, así como a 'la voluntad perenne española de politizar todos los temas'.

Entre otros lugares comunes, el historiador trató de desmontar la imagen del regente como un rey 'lúgubre, enclaustrado y prisionero de El Escorial'. Aseguró que únicamente en su último decenio de vida, y debido a la enfermedad, se recluyó Felipe II a orar apartado en el monasterio. Añadió que el monarca era amigo de las mascaradas, de la vida nocturna, de las fiestas y la música. 'El hecho es que si un historiador desea creer que todo lo del rey es lúgubre, entonces incluso su risa puede ser calificada así', criticó.

La disertación se completó por la tarde con una visita al monasterio, a la que Kamen asistió como un turista más, para desilusión de los alumnos del curso, que aguardaban sus comentarios sobre el terreno. Aunque alguna vez se animó el profesor a apostillar a Donato, el paciente guía oficial de la visita. Así, explicó por qué el martirio de San Mauricio que pintó El Greco no le gustó a Felipe II, lo que redujo la obra del artista como pintor real a esa única obra; y recordó que todos los reyes que yacen en el panteón principal del monasterio fueron extranjeros. Al salir de la basílica, Kamen confesó que sus cinco visitas al monasterio siempre han concluido con la misma impresión: 'Impresionante, pero demasiado impersonal, no permite hacerse una idea de cómo era el rey'.



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